Tras ver el vídeo, hay varias posibilidades;
a. Que un escritor que toda la vida lleva usando pluma desconozca que existen grosores de plumín más adecuados a su tipo de letra y tamaño de cuadernos.
b. Que el mismo escritor tenga un especial apego a esa pluma determinada pero desconozca que hay expertos que ajustarían el punto a su gusto. O que lo sepa pero no lo quiera hacer.
c. Dado el video y otros que acabo de ver, que el problema sea un Síndrome Histriónico. Oscar Wilde no fué el primero ni el último.....Ser un escritor dotado no excluye otros problemas.
Escribir con el reverso del plumín.
- En plumas antiguas funciona bien casi siempre, los plumines eran ajustados a mano y casi todos salían escribiendo perfectamente por ambos lados. En una Europa que gustaba de puntos generosos, los contables, estudiantes, y todos necesitaban una anotación al margen, o echar una cuenta ocasionalmente. En Norteamérica, de gustos muy estrechos (en puntos, eh,
) en que el 99% de la producción eran XF, F ó muy estrechos M, ésta no era una práctica habitual. (Con los Triumph de Sheaffer, se puede jugar a los dardos, querido Jonás, pero nunca fueron concebidos para ser más resistentes al reverso sino para traspasar los calcos en su posición normal y no poseen el ajuste de fábrica de los europeos, que sí eran pensados a tal efecto, como la práctica totalidad de las Pelikan, Waterman, Aurora, etc.). Aunque todos los antiguos, por la misma forma del punto, permiten esto bastante bien, estén hechos aquí o en cualquier lado.
-No intente esto con plumines modernos, rascarán el papel con casi total seguridad a no ser que se las retoque. Hay excepciones, como las Parker 180, que aprovecharon el antiguo saber hacer para lanzar plumines de doble cara. Los "nibmeisters" pueden tallar los puntos para que la forma se parezca a las antiguas y escriban por ambos lados, no hay problema en ello. La rigidez de los plumines actuales hace además que se puedan usar así sin tanta delicadeza como en los antiguos, muchos de ellos flexibles y que requieren una mano ligera para la maniobra. Y sí, es la excusa perfecta para cambiar de pluma y escribir un rato con esa XF que no sabemos en qué emplear.