Escape:
1. El escape, en toda clase de relojes, es el órgano situado entre el rodaje y el órgano regulador. Como su nombre indica, deja escapar una pequeñísima cantidad de energía, procedente del órgano motor, que se transmite en forma de impulsión al órgano regulador con el fin de mantener el movimiento oscilante de este último.
El escape es la parte del reloj mecánico que bloquea y libera el rodaje a intervalos de frecuencia constante, determinada por el órgano regulador del reloj y además mantiene la oscilación de éste, proporcionándole regularmente el impulso necesario. Al bloquear el rodaje en momentos sucesivos, el escape posibilita que el destensado del muelle real, o el descenso de las pesas, en relojes con este sistema motor, no sean instantáneos sino pausados y prolongados durante uno o más días. Y al liberarlo al ritmo fijo, impuesto por el órgano regulador, hace que el movimiento del tren de ruedas se desarrolle conforme a esa cadencia, en periodos que duran entre 10 y 15 milésimas de segundo, según los mecanismos, convirtiéndolo en movimiento controlado, medido. Lo ideal en el escape es que perturbe lo menos posible el isocronismo del órgano regulador, para lo que cuanto menos duren los periodos de contacto entre uno y otro mejor; siendo también relevante su rendimiento mecánico, que trasmita al órgano regulador la mayor cantidad posible de la energía que recibe, aunque en este aspecto ya está muy limitado por las pérdidas operadas en el tren de ruedas, debido a la inercia de las masas móviles que componen la máquina, sus choques y rozamientos, consiguiéndose apenas que trasmita al órgano regulador el 30 % de la fuerza que sale del barrilete, y eso en el mejor de los casos.
Aunque se conocen cientos de variantes de escape, todos pueden agruparse en tres grandes grupos: escapes de retroceso; escapes de reposo frotante y escapes libres. En los primeros, a cuyo tipo pertenece el escape de rueda catalina, se interpone entre el órgano regulador y la rueda de escape un elemento que está en contacto permanente con ambos, de manera que cuando el volante recorre el camino de regreso de su arco de oscilación suplementaria trasmite este retroceso al rodaje a través de ese elemento intermedio, perturbando la marcha del reloj. Al propio tiempo el contacto permanente del volante con el escape perturba considerablemente el isocronismo de aquél. En los escapes de reposo frotante el volante y los elementos del escape están también en contacto permanente, pero no hay elemento intermediario entre el eje de rotación del volante y la rueda de escape, que impulsa directamente al volante sobre ese eje, por lo que no se produce el retroceso, perteneciendo a esta clase el escape de cilindro. En los escapes libres no hay contacto entre el regulador y los órganos del escape, salvo en las fases de despeje e impulso, lográndose que el volante oscile libremente en la mayor parte de su recorrido (durante todo el arco de oscilación suplementaria), por lo que son con diferencia los de mejor rendimiento mecánico y los que menos perturban el isocronismo del órgano regulador. A esta clase de escapes pertenece el escape de áncora suizo.
EL escape de áncora suizo es el que veremos y hace parte de los llamados escapes libres porque durante el arco de oscilación suplementario del volante lo dejan libre de su influencia o, dicho de otra manera, no se produce contacto entre órganos más que en el momento preciso de la acción conjunta. Con los escapes libres, el volante espiral puede mejorar su amplitud de funcionamiento, con el resultado de mayor fiabilidad y precisión.