santi
De la casa
Sin verificar
En busca del tiempo perdido
Estaba disfrutando de una agradable noche de primavera mientras daba un paseo con mi perro, bueno, para ser mas exacto el me estaba sacando a mi ya que desde luego mi mente se encontraba a mil años luz de distancia de la tierra…pero volviendo a lo nuestro, la temperatura suavemente cálida, el césped recién cortado con ese olor tan característico, me catapultó a los recuerdos de mis primeros momentos en el mundo de la relojería, mi primer Rolex Oyster en acero, perfectamente discreto, ligero, sutilmente elegante y siempre ponible…tanto es así que no se despegaba de mi muñeca y así fue durante años y años…
Miles de experiencias vividas en compañía de mi infatigable compañero de aventuras, siempre dispuesto a dar la hora de la manera mas precisa posible, si había que ir al agua siempre conmigo, montaña, paseos por los bosques de Galicia, los primeros besos, todo pasó por delante de mi en un solo y brevísimo instante y pensé - Que buenos tiempos esos que media mi viejo y siempre fiable Oyster-
Y después mi línea de pensamiento me llevó un paso mas lejos, hacia la eterna pregunta que todos nos hemos hecho una y mil veces ¿Por qué otro reloj mas? ¿Acaso no existe el reloj perfecto?
No existe una respuesta sencilla, de hecho no existe por definición una respuesta para esa reflexión, pero os aseguro que la sensación de vacío e inutilidad que produce la visión imaginaria de la colección de relojes que han pasado por mis manos en menos de 6 años es realmente inquietante y una vez mas me veo solo, muy solo…pero no del todo, mi infatigable y querido Oyster está en mi muñeca, y se que nunca me fallará, en todo caso soy yo el que le ha fallado a el al buscar algo que nunca supe valorar, su esencia, la simplicidad de su belleza, su oculta robustez, su perfección…
El reloj perfecto está en nuestra muñeca cuando nuestra alma se encuentra en calma, transmitimos las tempestades de nuestra vida y las convertimos en insatisfacciones que proyectamos en nuestros relojes(y en mil cosas mas), produciéndonos una búsqueda ansiosa de otro reloj que sí nos hará feliz, o eso pensamos...
Vana ilusión, ya que solo cuando estamos en paz con nosotros mismos y por ende con el universo, es cuando realmente todo es armonía, dentro y fuera de nosotros, y esa armonía es la que a mi me transmite Rolex y quizás todo este tiempo perdido en busca del reloj imposible haya sido en vano … o no … ???
Un abrazo.
El reloj es este, pero con el bisel liso...ahora lo tiene mi hermana y yo me quedé con el de mi padre que es el de la foto.
Estaba disfrutando de una agradable noche de primavera mientras daba un paseo con mi perro, bueno, para ser mas exacto el me estaba sacando a mi ya que desde luego mi mente se encontraba a mil años luz de distancia de la tierra…pero volviendo a lo nuestro, la temperatura suavemente cálida, el césped recién cortado con ese olor tan característico, me catapultó a los recuerdos de mis primeros momentos en el mundo de la relojería, mi primer Rolex Oyster en acero, perfectamente discreto, ligero, sutilmente elegante y siempre ponible…tanto es así que no se despegaba de mi muñeca y así fue durante años y años…
Miles de experiencias vividas en compañía de mi infatigable compañero de aventuras, siempre dispuesto a dar la hora de la manera mas precisa posible, si había que ir al agua siempre conmigo, montaña, paseos por los bosques de Galicia, los primeros besos, todo pasó por delante de mi en un solo y brevísimo instante y pensé - Que buenos tiempos esos que media mi viejo y siempre fiable Oyster-
Y después mi línea de pensamiento me llevó un paso mas lejos, hacia la eterna pregunta que todos nos hemos hecho una y mil veces ¿Por qué otro reloj mas? ¿Acaso no existe el reloj perfecto?
No existe una respuesta sencilla, de hecho no existe por definición una respuesta para esa reflexión, pero os aseguro que la sensación de vacío e inutilidad que produce la visión imaginaria de la colección de relojes que han pasado por mis manos en menos de 6 años es realmente inquietante y una vez mas me veo solo, muy solo…pero no del todo, mi infatigable y querido Oyster está en mi muñeca, y se que nunca me fallará, en todo caso soy yo el que le ha fallado a el al buscar algo que nunca supe valorar, su esencia, la simplicidad de su belleza, su oculta robustez, su perfección…
El reloj perfecto está en nuestra muñeca cuando nuestra alma se encuentra en calma, transmitimos las tempestades de nuestra vida y las convertimos en insatisfacciones que proyectamos en nuestros relojes(y en mil cosas mas), produciéndonos una búsqueda ansiosa de otro reloj que sí nos hará feliz, o eso pensamos...
Vana ilusión, ya que solo cuando estamos en paz con nosotros mismos y por ende con el universo, es cuando realmente todo es armonía, dentro y fuera de nosotros, y esa armonía es la que a mi me transmite Rolex y quizás todo este tiempo perdido en busca del reloj imposible haya sido en vano … o no … ???
Un abrazo.
El reloj es este, pero con el bisel liso...ahora lo tiene mi hermana y yo me quedé con el de mi padre que es el de la foto.
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