Sanza
Habitual
Experimento: Si no toca aquí, pues que el sheriff lo mueva a su sitio, peroooooo...de quién es esto? Me lo he gastado todo en relojes (mentira cochina, en más cosas...), así que lo que es yo no puedo dar premios...
“Lo dejaré en un lugar donde solamente cambie todo a su alrededor, y desde luego como un fantasma para no hacerme notar, no permitiré que se detenga. Uno. Será más tarde la labor de otro extraño, (¿la misma sangre?) pero si existe idéntica devoción, eso no tendrá importancia. Dos. Tres. Gracias a ese acierto, se sucederán cientos de cosas en el mundo que lo circunda, y no percibirá la importancia de ninguna de ellas, y ni siquiera sabrá si ocurre exactamente nada durante mucho tiempo. Cuatro.
Se girarán, sí, se volverán porque les importará lo que tenga que decir, a veces queriendo que calle, cinco, a veces deseando que grite y continúe raudo (seis, siete). Porque de su palabra sorda dependerá la cantidad de dicha y tristeza que les acompañe, ocho, la cantidad de dolor o gozo que forme parte del escaso trayecto. Nueve.
No dejará de ser cierto que cambios más profundos pondrán a prueba, si no lo han hecho ya, al mundo al que sirve, diez; y a pesar de la cadencia que elija este, a pesar del ritmo al que se obliguen las almas que sigan su camino, once, nadie mirará jamás el reloj que dejé cuando yo mismo existía, y verá nada más alto que... otra vez, como en otras ocasiones...al final y al principio, doce.”
“Lo dejaré en un lugar donde solamente cambie todo a su alrededor, y desde luego como un fantasma para no hacerme notar, no permitiré que se detenga. Uno. Será más tarde la labor de otro extraño, (¿la misma sangre?) pero si existe idéntica devoción, eso no tendrá importancia. Dos. Tres. Gracias a ese acierto, se sucederán cientos de cosas en el mundo que lo circunda, y no percibirá la importancia de ninguna de ellas, y ni siquiera sabrá si ocurre exactamente nada durante mucho tiempo. Cuatro.
Se girarán, sí, se volverán porque les importará lo que tenga que decir, a veces queriendo que calle, cinco, a veces deseando que grite y continúe raudo (seis, siete). Porque de su palabra sorda dependerá la cantidad de dicha y tristeza que les acompañe, ocho, la cantidad de dolor o gozo que forme parte del escaso trayecto. Nueve.
No dejará de ser cierto que cambios más profundos pondrán a prueba, si no lo han hecho ya, al mundo al que sirve, diez; y a pesar de la cadencia que elija este, a pesar del ritmo al que se obliguen las almas que sigan su camino, once, nadie mirará jamás el reloj que dejé cuando yo mismo existía, y verá nada más alto que... otra vez, como en otras ocasiones...al final y al principio, doce.”