Una curiosidad mas que algunos supongo sabreis si habeis estado alli,lo primero que te cuentan al llegar a Valle de Joux,(Valle del reloj,el pais de la precision),es que las fabricas suizas,en su gran mayoria,esten hubicadas donde esten,tienen un anexo en este valle,el cual al tener la particularidad de que durante el invierno queda practicamente incomunicado,solo accesible por una carretera,alli las fabricas es donde destinan el apartado de ensamblaje y montaje artesano de las "grandes complicaciones",pues al ser una tarea arto dificil y que precisa de una gran concentracion,es donde mejor resultados les da,es una calma paradisiaca,eso me lo contaron durante mi visita a Jaeger leCoultre,que por cierto toda su factoria esta hubicada alli.
Al igual que las montañas, el queso, el chocolate o los bancos, los relojes forman parte de los tópicos suizos. Los conocimientos técnicos de los suizos en el cronometraje se conocen desde hace varios siglos. Sin embargo, la relojería no está radicada en todas las partes del país. Se concentra sobre todo en las regiones geográficas de la cordillera del Jurá, que se extiende de Ginebra a Basilea. El turismo promociona esta región bajo el nombre «Watch Valley» (valle del reloj).
La rama profesional se extendió en los siglos posteriores hacia noreste. A partir del siglo XVII, enteras familias se dedicaban a la fabricación de relojes en el cantón de Neucastel, mientras que en el valle de Joux (País de Vaud) se establecieron los primeros talleres en 1740. Hacia mediados del siglo XIX se asentaron las primeras relojerías en los cantones de Berna y Soleura, y en las décadas posteriores también en Basilea y Escafusa.
Desde hace más de un siglo, el 90% de la producción relojera se concentra en la región del Jurá. Se trata de un patrimonio técnico y artístico cuyo potencial no quedó inadvertido por los profesionales del turismo. La región se presenta con una identidad común y bajo el eslogan «Watch Valley» (valle del reloj) – el país de la precisión. El camino de la relojería inaugurado a principios del siglo XXI recorre unos 200 kilómetros. Las 38 etapas de este trayecto son un verdadero camino de peregrinaje entre las fábricas relojeras más famosas y los museos especializados, donde se pueden ver extraordinarias obras maestras de la relojería y donde se desvelan varios secretos del arte relojero.