socjo
Milpostista
Sin verificar
- Una, que no passsa nada, tranquilidad total. O sea, que todo lo que necesita hoy en día para trabajar está sano y salvo en algún lugar de la red: los correos en Gmail, los archivos en Gspace, las fotos en Flickr, los vídeos en Vpod, los favoritos en Foxmarks,
agenda y libreta de direcciones en Yahoo!, página de inicio en Netvibes, comunicaciones en Skype, documentos en Google Docs, blog en Movable Type (aunque se piensa pasarse a WordPress), etc. Es decir, que la muerte del portátil molesta por lo incómodo, pero en realidad perderse, se pierde muy poca cosa. En mi caso, que lo pruebo casi todo, es todavía mejor: mi información está tan repartida por la red, que hasta puedo escoger de cuál de mis servicios decido recuperarla.
- Dos, que considerando que casi todo lo que usa lo usa en un navegador, los tiempos muertos de inicio y apagado típicos de los sistemas basados en Windows ya no compensan, y menos aún la inestabilidad, por lo que “debe haber llegado el momento para dejar Microsoft de una vez”. Desde mi punto de vista, Windows es un sistema “orgánico”: el día que lo instalas, va aparentemente bien, pero a partir de ahí, empieza a “pudrirse”, cada día arranca más lento, empieza a dar errores misteriosos en el apagado, ejecuta todo de manera más desesperante y termina por ser directamente una basura no usable que requiere jaculatorias para encenderse, y tienes que formatear y reinstalar para que se pueda usar. Me ha pasado en todos los ordenadores con Windows que he tenido, uno detrás de otro, y parece que no soy el único. Martín, harto de tanta podredumbre progresiva, emigra a un sistema que le trate mejor.