Goldoff
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Como ya os adelanté hace unos días, y gracias a su distribuidor para España, tuve la suerte de ser invitado al evento de Hermès en Pekín para la presentación (o mejor, re-presentación) de su última creación, el Arceau Temps Suspendu. En realidad no se presentaba un reloj sino la manera de interpretar el tiempo por parte de Hermès, de ahí el nombre del evento: Time to dream. Según su presidente, Luc Perramond, el tiempo es un amigo, un recurso... en ningún caso un factor de estrés. En la foto, a la derecha del artífice del Temps Suspendu: Jean-Marc Wiederrecht.
Con hasta 14 líneas de producto, La Montre Hermès sigue la línea de excelencia marca de la Casa: en 2003 empezó la colaboración con Vaucher Fleurier para equipar al Dressage con su primer movimiento automático. En 2004 Vaucher creó, también para el Dressage, una función retrógrada y una fase lunar. En 2006 Hermés da un paso adelante e invierte 25 millones de francos suizos para hacerse con el 25% del capital de la manufactura. Esta compra se hizo "con el fin de crear un entorno propicio orientado a la fabricación de los movimientos de Hermès", explican desde La Montre Hermès SA. "Queríamos sentar las bases de una herramienta industrial para desarrollar las actividades relojeras de Hermès", añaden, "con el fin de dotar a nuestras colecciones, poco a poco, de movimientos muy técnicos con un acabado excelente. Sin embargo, nuestra ambición es doble, ya que queremos poner grandes movimientos en los relojes Hermès, sí, pero también queremos poner Hermès en los movimientos." Toda una declaración de intenciones.
Y es que la tradición viene de atrás. Concretamente desde 1912, cuando Hermés realizó la su primera correa para equipar un reloj de bolsillo. Desde 1920 que hace correas para relojes de pulsera y a partir de 1928 pone a la venta sus propios productos empezando por el Ermeto y posteriormente colaborando con manufacturas como JLC, Universal o Vacheron Constantin. Luego vinieron los cuarzos, el Kelly, la creación de La Montre Hermès en Bienne, el fallido movimiento H1... Sobre esto, el propio Luc Perramond me lo dejó claro: "Hemos abandonado el H1 porque no cumplía nuestras espectativas de calidad y fiabilidad, y preferimos volver a empezar de cero." Genio y figura.
Mientras, y de la mano de Jean-Marc Wiederrecht, fundador de Agenhor, han añadido un módulo triple retrógrado a la base del Arceau de manera que presionando un pulsador a las 9 se produce la ilusión de "suspender el tiempo", haciendo que las dos manecillas, minutera y horaria queden efectivamente suspendidas a las 12 a la vez que la que corresponde al calendario simplemente desaparece de la vista. No sólo esto. Las dos primeras son retrógradas 360º:
Pues para que nos hiciéramos una idea de cómo tratan el tiempo en Chez Hermès fue para lo que nos invitaron a pasar unos días de ensueño... it's time to dream.
La primera noche fue el propio Luc Perramond, CEO de La Montre Hermès, quien junto al padre de la criatura nos desveló los secretos del Arceau Temps Suspendu y la trayectoria que los había llevado hasta aquí.
Lamentablemente no he podido hacerme con el documento técnico que nos mostraron esa noche (y puedo aseguraros que lo he intentado fieramente). Una pena, porque mostraban aspectos verdaderamente interesantes de la construcción del módulo, como los dientes de engranaje con un corte interior que los convertía en pequeños muelles destinados a evitar por completo el posible juego entre dientes de distintos engranajes, algo imprescindible para los precisos -y explosivos- movimientos de esas agujas retrógradas...
El módulo en una imagen de detalle suministrada por la Casa:
Además de la visita a la Gran Muralla, experiencia mítica donde las haya, nos habían preparado una escenografía en la que hasta el tiempo atmosférico acompañó. Una neblina típica de Pekín que esta vez se había extendido hasta las afueras de la megaciudad conseguía que se confundiera el decorado con el cielo, de manera que la sensación onírica era total:
Con Daniel Talens, un catalán dirigiendo el área Asia Pacífico con notable éxito, según se desprendía de la amena conversación con él. Nos vemos por aquí en Navidad, Dani :
El ambiente, los decorados, los personajes... todo nos invitaba a olvidarnos del tiempo mientras intentábamos adivinar qué vendría después... o no. Tal vez lo mejor fuera dejarse llevar.
Como primera medida, y por si alguno todavía se aferraba a ello, nos hicieron dejar nuestros propios relojes a la entrada de un pasaje que nos iba a llevar a un mundo creado por Hermès para transmitir su peculiar filosofía acerca del tiempo y la forma de tratarlo más que intentar controlarlo: cada uno de nosotros debía depositar su reloj en uno de estos saquitos y tomar el número que colgaba de él.
Para que la identificación fuera completa (y por si acaso...) nos iban tomando una foto Polaroid que se guardaba junto con el reloj que dejábamos.
A partir de ahí ¿un bosque?
Le Temps Suspendu?
Fernando Correia jugando al Croquet con un estilo muy personal, aunque nada comparado con el de Andrés Moreno (al fondo, mirando al cámara...)
Una fantástica coreografía en torno al tiempo y los relojes que debería ser grabada y subida a youtube: a mí me hipnotizó.
Había un hilo conductor vagamente relacionado con el mundo de Alicia en el País de las Maravillas. O eso o es que la sugestión era tan fuerte que acababas convenciéndote de cualquier cosa... ¿Tal vez Magritte?
Tuve la fortuna de pescar un ocho, el aniversario de Relojes Especiales a la vez que número de la suerte en China. Pero no pude llevármelo a casa
Un brindis al ¿sol? antes del plato fuerte...
... que no fueron los globos, no...
Fue el estupendísismo brunch que nos fue ofrecido en medio de... la niebla que nos envolvía junto al lago y que resultó ser una experiencia que superaba lo vivido hasta entonces. Puede que tuviera que ver con eso la hora del día y que nuestro ánimo estaba bien dispuesto para una menú como el que se nos presentó, y que como no podía ser de otra forma estaba relacionado con la 'aventura' que estábamos viviendo.
Hubo más platos, pero tampoco quisiera aburriros...
Con este extraordinario evento Hermès nos ha enseñado otra manera de ver la relojería más allá de la complejidad -o complicación- relojera. Uno puede reinventarse (o inventarse) a partir de su propia filosofía, que en este caso es la del lujo con todo lo que lleva asociado: efectivamente, con ellos el tiempo no es un factor de estrés ni algo contra lo que luchar; es un aliado con el que se puede jugar y que a nosotros nos permitió vivir una experiencia absolutamente incomparable.
Tiempo de soñar, verdaderamente.
Gracias a los que lo han hecho posible, pero especialmente a Eloi, Teresa y Daniel
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Con hasta 14 líneas de producto, La Montre Hermès sigue la línea de excelencia marca de la Casa: en 2003 empezó la colaboración con Vaucher Fleurier para equipar al Dressage con su primer movimiento automático. En 2004 Vaucher creó, también para el Dressage, una función retrógrada y una fase lunar. En 2006 Hermés da un paso adelante e invierte 25 millones de francos suizos para hacerse con el 25% del capital de la manufactura. Esta compra se hizo "con el fin de crear un entorno propicio orientado a la fabricación de los movimientos de Hermès", explican desde La Montre Hermès SA. "Queríamos sentar las bases de una herramienta industrial para desarrollar las actividades relojeras de Hermès", añaden, "con el fin de dotar a nuestras colecciones, poco a poco, de movimientos muy técnicos con un acabado excelente. Sin embargo, nuestra ambición es doble, ya que queremos poner grandes movimientos en los relojes Hermès, sí, pero también queremos poner Hermès en los movimientos." Toda una declaración de intenciones.
Y es que la tradición viene de atrás. Concretamente desde 1912, cuando Hermés realizó la su primera correa para equipar un reloj de bolsillo. Desde 1920 que hace correas para relojes de pulsera y a partir de 1928 pone a la venta sus propios productos empezando por el Ermeto y posteriormente colaborando con manufacturas como JLC, Universal o Vacheron Constantin. Luego vinieron los cuarzos, el Kelly, la creación de La Montre Hermès en Bienne, el fallido movimiento H1... Sobre esto, el propio Luc Perramond me lo dejó claro: "Hemos abandonado el H1 porque no cumplía nuestras espectativas de calidad y fiabilidad, y preferimos volver a empezar de cero." Genio y figura.
Mientras, y de la mano de Jean-Marc Wiederrecht, fundador de Agenhor, han añadido un módulo triple retrógrado a la base del Arceau de manera que presionando un pulsador a las 9 se produce la ilusión de "suspender el tiempo", haciendo que las dos manecillas, minutera y horaria queden efectivamente suspendidas a las 12 a la vez que la que corresponde al calendario simplemente desaparece de la vista. No sólo esto. Las dos primeras son retrógradas 360º:
Pues para que nos hiciéramos una idea de cómo tratan el tiempo en Chez Hermès fue para lo que nos invitaron a pasar unos días de ensueño... it's time to dream.
La primera noche fue el propio Luc Perramond, CEO de La Montre Hermès, quien junto al padre de la criatura nos desveló los secretos del Arceau Temps Suspendu y la trayectoria que los había llevado hasta aquí.
El módulo en una imagen de detalle suministrada por la Casa:
Además de la visita a la Gran Muralla, experiencia mítica donde las haya, nos habían preparado una escenografía en la que hasta el tiempo atmosférico acompañó. Una neblina típica de Pekín que esta vez se había extendido hasta las afueras de la megaciudad conseguía que se confundiera el decorado con el cielo, de manera que la sensación onírica era total:
Con Daniel Talens, un catalán dirigiendo el área Asia Pacífico con notable éxito, según se desprendía de la amena conversación con él. Nos vemos por aquí en Navidad, Dani :
El ambiente, los decorados, los personajes... todo nos invitaba a olvidarnos del tiempo mientras intentábamos adivinar qué vendría después... o no. Tal vez lo mejor fuera dejarse llevar.
Como primera medida, y por si alguno todavía se aferraba a ello, nos hicieron dejar nuestros propios relojes a la entrada de un pasaje que nos iba a llevar a un mundo creado por Hermès para transmitir su peculiar filosofía acerca del tiempo y la forma de tratarlo más que intentar controlarlo: cada uno de nosotros debía depositar su reloj en uno de estos saquitos y tomar el número que colgaba de él.
Para que la identificación fuera completa (y por si acaso...) nos iban tomando una foto Polaroid que se guardaba junto con el reloj que dejábamos.
A partir de ahí ¿un bosque?
Le Temps Suspendu?
Fernando Correia jugando al Croquet con un estilo muy personal, aunque nada comparado con el de Andrés Moreno (al fondo, mirando al cámara...)
Una fantástica coreografía en torno al tiempo y los relojes que debería ser grabada y subida a youtube: a mí me hipnotizó.
Había un hilo conductor vagamente relacionado con el mundo de Alicia en el País de las Maravillas. O eso o es que la sugestión era tan fuerte que acababas convenciéndote de cualquier cosa... ¿Tal vez Magritte?
Un brindis al ¿sol? antes del plato fuerte...
... que no fueron los globos, no...
Fue el estupendísismo brunch que nos fue ofrecido en medio de... la niebla que nos envolvía junto al lago y que resultó ser una experiencia que superaba lo vivido hasta entonces. Puede que tuviera que ver con eso la hora del día y que nuestro ánimo estaba bien dispuesto para una menú como el que se nos presentó, y que como no podía ser de otra forma estaba relacionado con la 'aventura' que estábamos viviendo.
Hubo más platos, pero tampoco quisiera aburriros...
Con este extraordinario evento Hermès nos ha enseñado otra manera de ver la relojería más allá de la complejidad -o complicación- relojera. Uno puede reinventarse (o inventarse) a partir de su propia filosofía, que en este caso es la del lujo con todo lo que lleva asociado: efectivamente, con ellos el tiempo no es un factor de estrés ni algo contra lo que luchar; es un aliado con el que se puede jugar y que a nosotros nos permitió vivir una experiencia absolutamente incomparable.
Tiempo de soñar, verdaderamente.
Gracias a los que lo han hecho posible, pero especialmente a Eloi, Teresa y Daniel
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