A
alotrura
Forer@ Senior
Sin verificar
En algún hilo antiguo leído desde mi llegada a este sótano alguien preguntaba sobre la importancia del uso de agua destilada o desionizada a la hora de hacer un limpieza de nuestras piezas. A riesgo de matar un gatito, y dado que mis conocimientos sobre el agua superan en mucho lo que sé de estilográficas, he aquí una presentación resumida del tema para quien sienta interés.
El agua es conocida por sus características físico-químicas como el solvente universal. Esto es, cualquier sustancia en contacto con el agua tiene tendencia, en mayor o menor medida (desde nada soluble hasta totalmente soluble) y dependiente de su naturaleza, a disolverse. Así, cuando tenemos delante lo que aparente es agua pura, lo más que se puede asegurar es que “parece” transparente, pudiendo estar presente en el líquido que tenemos delante, y a grandes rasgos, tres tipo fundamentales de impurezas:
1- Materia orgánica en suspensión, ya sea viva (como virus, bacterias u otro tipo de microorganismos) o muerta, como restos de plantas o animales. En función de la cantidad de materia presente y del tamaño de las partículas que la compongan, esta materia será visible a simple vista o no. Generalmente, y si la cantidad no es muy grande, las partículas por debajo de 20 micras no son visibles a ojo desnudo.
El agua limpia que llega a los grifos de nuestras casas (contando que tengamos un servicio municipal de aguas de cierta calidad) no tiene que ser pura. Lo que tiene que cumplir es una serie de condiciones en cuanto la cantidad máxima de contaminantes presentes de forma que pueda considerarse potable. Es decir, que sea un agua en la que la contaminación presente no supera unos límites que pongan en peligro la salud.
Por poner un par de ejemplos rápidos de lo que esto quiere decir, cualquier norma sobre calidad del agua dictará que no haya ninguna cantidad de E.Coli viable presente en el suministro dado que esto sería indicador de agua contaminada. Podemos acabar con una epidemia de cólera o alguna enfermedad infecciosa de similar propagación. Así que se añade cloro en el suministro como desinfectante de choque y residual para garantizar nuestra salud. O si hablamos de las sales de calcio y magnesio disueltas (la dureza), éstas no son peligrosas para la salud de forma general, por lo que pueden estar presentes en el agua en cantidades significativas.
En general, los niveles máximos de contaminante fijados para que un agua sea potable se definen a nivel mundial en las recomendaciones de la OMS y en cada país en un decreto regulador (en España sería el Real Decreto 140/2003, de 7 de febrero, por el que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano).
En resumen, el agua limpia que sale por nuestros grifos presenta niveles regulados de, al menos, cloro libre, materia orgánica muerta, sólidos en suspensión y sales disueltas en mayor o menor medida dependiendo de la calidad de nuestro suministro. Y cuando dicho agua se evapora (se seca) deja todo eso detrás. Y en el caso particular de las sales de calcio y magnesio (lo que comúnmente se llama dureza) éstas tienen especial facilidad para cristalizar e incrustarse sobre las superficies en forma de cal. Y como decía antes, su falta de toxicidad hace que puedan estar presentes en nuestro suministro a niveles considerables.
Por tanto lo que debemos hacer para limpiar y, sobretodo, aclarar nuestras plumas, será buscar un agua en la que todo lo anterior no esté presente. Y es en este punto donde llegamos a las aguas destiladas y desionizadas.
En las primeras, mediante un proceso de evaporación y condensación forzadas (destilación), se eliminan todas las impurezas presentas dejando un agua de muy alta pureza.
Si hablamos de las aguas desionizadas, mediante procesos físico-químicos se persigue el mismo objetivo (de manera energéticamente más económica). Los más habituales son los procesos de eliminación de sales mediante resinas iónicas o sistemas de membrana. A nivel doméstico, los más habituales serían:
1- Descalcificadores o suavizadores, en los que mediante un sistema de intercambio iónico a través de un sistema de resinas poliméricas, se sustituyen las sales de calcio y magnesio por sales de sodio. La gracia de este proceso es retirar la dureza (ablandar el agua) y, por consiguiente, eliminar aquellas sales que incrustan en las superficies en forma de cal.
A nivel práctico, desde el punto de vista de la limpieza de nuestras plumas y mecanismos, el agua destilada o de ósmosis sería la adecuada para la limpieza y aclarado (lo mismo que sería la adecuada para aclarar el coche tras pasar por el túnel y que no queden manchas blancas y restos).
A falta de este tipo de agua, en las aguas minerales embotelladas se indica en la etiqueta el TDS, es decir la cantidad de sólidos disueltos en mg/l presentes en el agua. Un agua de muy baja mineralización, es decir con niveles de TDS de entre 20 y 40 mg/l, sería virtualmente lo mismo que la destilada y la de ósmosis (como ejemplo típico, el agua Bezoya).
Y como última opción el agua del grifo, siempre dependiendo de la calidad del suministro y procurando secar al máximo cualquier superficie mojada (hay zonas en las que el agua es muy mala, y cada gota es una mancha blanquecina de sales en la superficie del mecanismo).
Y si alguien ha llegado hasta aquí, mi más calurosa felicitación por el alarde de paciencia y un cariñoso saludo.
El agua es conocida por sus características físico-químicas como el solvente universal. Esto es, cualquier sustancia en contacto con el agua tiene tendencia, en mayor o menor medida (desde nada soluble hasta totalmente soluble) y dependiente de su naturaleza, a disolverse. Así, cuando tenemos delante lo que aparente es agua pura, lo más que se puede asegurar es que “parece” transparente, pudiendo estar presente en el líquido que tenemos delante, y a grandes rasgos, tres tipo fundamentales de impurezas:
1- Materia orgánica en suspensión, ya sea viva (como virus, bacterias u otro tipo de microorganismos) o muerta, como restos de plantas o animales. En función de la cantidad de materia presente y del tamaño de las partículas que la compongan, esta materia será visible a simple vista o no. Generalmente, y si la cantidad no es muy grande, las partículas por debajo de 20 micras no son visibles a ojo desnudo.
2- Sólidos en suspensión, que sería materia inorgánica no soluble en agua en las condiciones existentes y que por su densidad y granulometría (tamaño de partícula) “flota” en el agua. Las partículas están suspendidas de forma coloidal y pueden ser visibles a simple vista o no dependiendo de la cantidad y tamaño de las mismas. Por ejemplo, ciertos tipos de pigmentos serían este tipo de partículas en suspensión, que a mayor densidad presente colorean el agua.
3- Sales disueltas, que serían sales inorgánicas o compuestos metálicos u otros, que según las condiciones de pH y temperatura tienden a romper sus enlaces entre iones positivos y negativos y se disuelven en el agua. Dependiendo del tipo de compuesto, sus componentes iónicos pueden o no colorear el agua, darle sabor o ninguna de las anteriores. El cloruro sódico (sal común), por ejemplo, se ioniza en iones positivos de Sodio e iones negativos de Cloro. No se verá a no ser que probemos el agua.
El agua limpia que llega a los grifos de nuestras casas (contando que tengamos un servicio municipal de aguas de cierta calidad) no tiene que ser pura. Lo que tiene que cumplir es una serie de condiciones en cuanto la cantidad máxima de contaminantes presentes de forma que pueda considerarse potable. Es decir, que sea un agua en la que la contaminación presente no supera unos límites que pongan en peligro la salud.
Por poner un par de ejemplos rápidos de lo que esto quiere decir, cualquier norma sobre calidad del agua dictará que no haya ninguna cantidad de E.Coli viable presente en el suministro dado que esto sería indicador de agua contaminada. Podemos acabar con una epidemia de cólera o alguna enfermedad infecciosa de similar propagación. Así que se añade cloro en el suministro como desinfectante de choque y residual para garantizar nuestra salud. O si hablamos de las sales de calcio y magnesio disueltas (la dureza), éstas no son peligrosas para la salud de forma general, por lo que pueden estar presentes en el agua en cantidades significativas.
En general, los niveles máximos de contaminante fijados para que un agua sea potable se definen a nivel mundial en las recomendaciones de la OMS y en cada país en un decreto regulador (en España sería el Real Decreto 140/2003, de 7 de febrero, por el que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano).
En resumen, el agua limpia que sale por nuestros grifos presenta niveles regulados de, al menos, cloro libre, materia orgánica muerta, sólidos en suspensión y sales disueltas en mayor o menor medida dependiendo de la calidad de nuestro suministro. Y cuando dicho agua se evapora (se seca) deja todo eso detrás. Y en el caso particular de las sales de calcio y magnesio (lo que comúnmente se llama dureza) éstas tienen especial facilidad para cristalizar e incrustarse sobre las superficies en forma de cal. Y como decía antes, su falta de toxicidad hace que puedan estar presentes en nuestro suministro a niveles considerables.
Por tanto lo que debemos hacer para limpiar y, sobretodo, aclarar nuestras plumas, será buscar un agua en la que todo lo anterior no esté presente. Y es en este punto donde llegamos a las aguas destiladas y desionizadas.
En las primeras, mediante un proceso de evaporación y condensación forzadas (destilación), se eliminan todas las impurezas presentas dejando un agua de muy alta pureza.
Si hablamos de las aguas desionizadas, mediante procesos físico-químicos se persigue el mismo objetivo (de manera energéticamente más económica). Los más habituales son los procesos de eliminación de sales mediante resinas iónicas o sistemas de membrana. A nivel doméstico, los más habituales serían:
1- Descalcificadores o suavizadores, en los que mediante un sistema de intercambio iónico a través de un sistema de resinas poliméricas, se sustituyen las sales de calcio y magnesio por sales de sodio. La gracia de este proceso es retirar la dureza (ablandar el agua) y, por consiguiente, eliminar aquellas sales que incrustan en las superficies en forma de cal.
2- Sistemas de ósmosis inversa, en los que un sistema formado por una combinación de filtros y membranas de poliamida permite eliminar el 100% de materia orgánica y sólidos en suspensión, y alrededor del 90-95% de las sales disueltas, quedando igualmente un agua de muy alta pureza.
A nivel práctico, desde el punto de vista de la limpieza de nuestras plumas y mecanismos, el agua destilada o de ósmosis sería la adecuada para la limpieza y aclarado (lo mismo que sería la adecuada para aclarar el coche tras pasar por el túnel y que no queden manchas blancas y restos).
A falta de este tipo de agua, en las aguas minerales embotelladas se indica en la etiqueta el TDS, es decir la cantidad de sólidos disueltos en mg/l presentes en el agua. Un agua de muy baja mineralización, es decir con niveles de TDS de entre 20 y 40 mg/l, sería virtualmente lo mismo que la destilada y la de ósmosis (como ejemplo típico, el agua Bezoya).
Y como última opción el agua del grifo, siempre dependiendo de la calidad del suministro y procurando secar al máximo cualquier superficie mojada (hay zonas en las que el agua es muy mala, y cada gota es una mancha blanquecina de sales en la superficie del mecanismo).
Y si alguien ha llegado hasta aquí, mi más calurosa felicitación por el alarde de paciencia y un cariñoso saludo.