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Forer@ Senior
Sin verificar
Buenas foreros, os quiero presentar algunas de las plumas Parker que tengo, dos 21, una Challenger y una Duofold Senior de 1927. Cada una de ellas tiene su historia: de alguna me la se, de otra me la imagino. Las Parker 21 han dado la vuelta al mundo varias veces porque son las plumas que usaba mi padre para escribir a mi madre cuando estaba embarcado, allá por los años 60. La verdad es que salvo los inevitables roces por el uso (no dejan de ser plástico inyectado bastante corrientito) y la deformidad que presenta la negra en la boquilla a causa de haber estado demasiado tiempo cerrada, están bastante bien conservadas. La Parker Challenger la adquirí hace ya algunos años en internet. Es una pluma que fue destinada en su origen al mercado de los estudiantes, era bastante económica (creo que andaba en torno a los 2,5$ allá poe 1934) y por tanto no tenía los mejores acabados de la marca en la época (aunque nada que ver con los que tienen otras modernas de la misma gama). Lo que me llamó la atención de esta estilográfica fue lo que encontré al desmontar el capuchón para proceder a limpiarlo, como veréis en las fotos que adjunto. Encontré un papelito cuidadosamente doblado en el interior del alojamiento del culote de la tapa, que al desdoblarlo, llevaba escrito en caligrafía infantil el nombre "Bob Smith", como si efectivamente esa pluma de estudiante hubiera pertenecido a uno que sintió la necesidad de dejar bien claro a quién pertenecía ese preciado objeto. ¿Fue un regalo, o bien se la compró tras mucho ahorrar? Quizá eso es lo que más me atrae de los objetos antiguos, la historia que pueden contar. En cuanto a la Duofold (pluma que para mí fue un fetiche desde que, siendo un crío, la marca la relanzó y quedé impactado por la foto del anuncio de prensa, en la que salía sobre la aleta de un coche antiguo), llegó a mi poder hace ya muchos años, regalo de la familia que me acogió un verano que estuve en Estados Unidos (junto con alguna otra). Fue propiedad del abuelo de quien me la dio, y su estado de conservación era excepcional, ya que apenas fue usada y se pasó casi toda su vida en un cajón (creo que ha envejecido más conmigo por haberla tenido en un expositor, a la luz, que en los 60 años anteriores). Quizá lo podáis apreciar en las fotos, los únicos desperfectos que presentaba eran unas terribles rallas en la base del plumín y una marca feísima en el alimentador, como si alguien hubiera intentado quitar el plumín con unos alicates, a lo bestia. Que es exactamente lo que ocurrió, según me contó quien me la regaló. Al parecer durante los años 30, en plena Gran Depresión el Gobierno de Estados Unidos hizo una petición a la ciudadanía para que aportasen el oro que pudieran al Tesoro Nacional, y por lo visto, el tío de quien me la dio, un crío entonces, en su afán patriótico, armado con unas tenazas y una sierra estuvo a punto de colaborar con el Gobierno Federal a costa de despuntar la pluma que su padre nunca usaba. Lo que, según me contaron le valió algún que otro azote al chaval cuando le pillaron en plena tarea, cosa que es de agradecer. De otro modo nunca hubiera llegado hasta nuestros días. Espero que os gusten, ya me diréis lo que os parecen, tanto las plumas como las historias que las acompañan, un saludo a todos.