B
barista
Visitante
Salud amigos, un gusto saludarlos,
Cansados ya de mí, lo adivino, por esas largas y sinuosas oraciones que cabalgan en los hilos de la irreverente serengenge72013; me dirijo a ustedes, hoy, en un tono más coloquial. El hilo vienen a cuento a que el maestro Luis me ha preguntado en el hilo del Cornavin dónde estaba yo. Iban a ser como las 21, según creo, y me encontraba en mi trabajo. Deseosa de irme a casa lo antes posible, traté de cerrar la caja rápidamente, pero la camarera - un desastre divino, de esos que me dan un continuo y persistente dolor de cabeza - me insistía que el dinero que debía rendirme no le alcanzaba, y no le daba, y no daba... Hasta que 21.30 descubrí el error: la moza "olvidó" un ticket de tarjeta de crédito en su billetera. Hice el arqueo, cerré, puse alarma, y me largué corriendo a tomar el autobus a la estación de Constitución, de donde parte el tren a Ezeiza, paso previo a Tristán Suarez( para que se ubiquen, donde está el Aeropuerto Internacional ).
Llegué con la lengua afuera al gigantesco Hall de la estación cuando el tren partía... y vuelta a correr hasta la terminal del autobus que llamamos " Cañuelas " que están a toda hora abarrotados de gente, ubicada a 5 manzanas de los trenes. Ya en la cola, una señora muy animada y con ganas de conversar me empezó a hablar, como si nada:
ella - se le perdió un aro, doña...
yo - No... uso solo uno....
ella - ¿ solo uno ?
yo - Si ( gesto de fastidio, que sumada a mi cara de c..lo; es intimidante )
ella - ¡ qué lindo relos ! ( se refería al Bulova Accutron, en mi muñeca derecha ) a mi hijo le compré uno parecido a un Vucumprá ( como llamamos aquí a los muchachos nigerianos que venden baratijas ).
yo -....... ( silencio )
ella - Lindo el relos... ¡ pero usted tiene otro relos ! ( vio, no sé cómo, que se asomaba el Rado Gorner que hoy también fue a ganarse el pan...)
yo - .... ( silencio, y con ganas de darle un sartenazo en la frente para que pare de hablar )
ella - La dejo doña... viene el coletivo ( que en realidad es "colectivo " y es como llamamos al autobus )....
Al rato vino mi " Cañuelas " pagué con la SUBE ( el sistema único de boleto electrónico que se usa aquí ) y me senté donde pude. Empezaba a cabecear en el asiento cuando alguien me zarandea y me susurra al oído " Doña, hay que cambiar de colectivo... este se rompió ". Bajamos todos, y subimos todos a la unidad que nos esperaba: destartalada, con un par de vidrios que faltaban y con unas luces fantasmagóricas que apenas dejaban ver qué pasaba dentro de él.
Cuando nos empezamos a acercar a la parada donde desciendo, busqué mi linterna. Maldecí para mis adentros al recordar que la había dejado en la otra cartera y me dije: " paciencia gabriela, el camino lo conocés de memoria, aunque sea a ciegas ". Para que se den una idea, vivo a un kilómetro por camino de tierra de la ruta nacional 205 donde me deja el Bus. Me bajé, puse los jeans dentro de las obligadas botas de lluvia, y empecé a caminar resbalando por el barrial que ha dejado la última persistente y copiosa lluvia. No había hecho 300 metros por el sendero, que me pegué un susto mayúsculo: una sombra ( "¡¡¡¡ un ánima, un aparecido, un zombie !!!! " aventuraba mi corazón saltarín ); una sombra, les decía, empezó a bambolearse en la penumbra... ¡¡¡¡ y venía hacia mí !!!! A pocos metros me dí cuenta que era mi vecino el "chapulín " Roberto Coronado, chanchero de profesión conocida; y experto ladrón de caballos.
Le adiviné la borrachera por entre la luna, que escondida entre las nubes del invierno, me dejaba recrear la aparición. Lleno de barro el hombre, sin la boina, los pelos achatados, las manos grasientas de semanas de falta de aseo... y por entre el frío helado de la madrugada un hedor a mugre decantada, dejadez y desamparo mezclados con el inconfundible olor a ginebra, muy popular por estos pagos....
Con voz ronca y varonil, don Coronado el ladrón de caballos, me contó con sílabas pausadas que el caballo lo tiró en un zanjón... y no encontraba la vuelta a casa, voleado como estaba por el golpe y la bebida mal digerida por ese hígado mal trazado ya... No pude negarme a acompañarlo, tan maltrecho como estaba sin su boina y sin el caballo; que a lo lejos y a golpes de luna, vimos retozar por el campo. Llegando a su casa, y en un charco de barro perdí una de mis botas, y en un intento de rescatarla me caí de lleno en el charco, con Accutron, Rado, único aro y mi humanidad entera, que les digo.
Lo dejé al hombre en su rancho, y mugrienta yo también, mojada, embarrada, con frío, llegué a casa y me metí rápidamente en la ducha, no sin antes reírme a carcajadas de la situación: " Se los tengo que contar a los chicos de RE " me dije. Y acá estoy: ya limpia, seca, con mi gato en mi regazo, y en esta fría y hermosa noche de luna pizpireta en Tristán Suarez, listos mis amigos, para leer esta simple historia.
Que más que historia es un ejercicio de estilo, una forma de enunciación bucólica y corrida de esas cosas simples, pequeñas, mínimas que nos van pasando por la vida.
Como el hilo corre el riesgo de un olímpico Off Topic, pondré algunas fotos de relojes:
De izquierda a derecha: Fero Feldmann; White Star; Seiko Crono encaramado en mi increíble cocina a leña; Lanco Rocketeer y Seiko Televisor mini ( lo tengo desde los 10 años ).
Les mando un saludo cordial y a reírse, que la vida es preciosa.
Cansados ya de mí, lo adivino, por esas largas y sinuosas oraciones que cabalgan en los hilos de la irreverente serengenge72013; me dirijo a ustedes, hoy, en un tono más coloquial. El hilo vienen a cuento a que el maestro Luis me ha preguntado en el hilo del Cornavin dónde estaba yo. Iban a ser como las 21, según creo, y me encontraba en mi trabajo. Deseosa de irme a casa lo antes posible, traté de cerrar la caja rápidamente, pero la camarera - un desastre divino, de esos que me dan un continuo y persistente dolor de cabeza - me insistía que el dinero que debía rendirme no le alcanzaba, y no le daba, y no daba... Hasta que 21.30 descubrí el error: la moza "olvidó" un ticket de tarjeta de crédito en su billetera. Hice el arqueo, cerré, puse alarma, y me largué corriendo a tomar el autobus a la estación de Constitución, de donde parte el tren a Ezeiza, paso previo a Tristán Suarez( para que se ubiquen, donde está el Aeropuerto Internacional ).
Llegué con la lengua afuera al gigantesco Hall de la estación cuando el tren partía... y vuelta a correr hasta la terminal del autobus que llamamos " Cañuelas " que están a toda hora abarrotados de gente, ubicada a 5 manzanas de los trenes. Ya en la cola, una señora muy animada y con ganas de conversar me empezó a hablar, como si nada:
ella - se le perdió un aro, doña...
yo - No... uso solo uno....
ella - ¿ solo uno ?
yo - Si ( gesto de fastidio, que sumada a mi cara de c..lo; es intimidante )
ella - ¡ qué lindo relos ! ( se refería al Bulova Accutron, en mi muñeca derecha ) a mi hijo le compré uno parecido a un Vucumprá ( como llamamos aquí a los muchachos nigerianos que venden baratijas ).
yo -....... ( silencio )
ella - Lindo el relos... ¡ pero usted tiene otro relos ! ( vio, no sé cómo, que se asomaba el Rado Gorner que hoy también fue a ganarse el pan...)
yo - .... ( silencio, y con ganas de darle un sartenazo en la frente para que pare de hablar )
ella - La dejo doña... viene el coletivo ( que en realidad es "colectivo " y es como llamamos al autobus )....
Al rato vino mi " Cañuelas " pagué con la SUBE ( el sistema único de boleto electrónico que se usa aquí ) y me senté donde pude. Empezaba a cabecear en el asiento cuando alguien me zarandea y me susurra al oído " Doña, hay que cambiar de colectivo... este se rompió ". Bajamos todos, y subimos todos a la unidad que nos esperaba: destartalada, con un par de vidrios que faltaban y con unas luces fantasmagóricas que apenas dejaban ver qué pasaba dentro de él.
Cuando nos empezamos a acercar a la parada donde desciendo, busqué mi linterna. Maldecí para mis adentros al recordar que la había dejado en la otra cartera y me dije: " paciencia gabriela, el camino lo conocés de memoria, aunque sea a ciegas ". Para que se den una idea, vivo a un kilómetro por camino de tierra de la ruta nacional 205 donde me deja el Bus. Me bajé, puse los jeans dentro de las obligadas botas de lluvia, y empecé a caminar resbalando por el barrial que ha dejado la última persistente y copiosa lluvia. No había hecho 300 metros por el sendero, que me pegué un susto mayúsculo: una sombra ( "¡¡¡¡ un ánima, un aparecido, un zombie !!!! " aventuraba mi corazón saltarín ); una sombra, les decía, empezó a bambolearse en la penumbra... ¡¡¡¡ y venía hacia mí !!!! A pocos metros me dí cuenta que era mi vecino el "chapulín " Roberto Coronado, chanchero de profesión conocida; y experto ladrón de caballos.
Le adiviné la borrachera por entre la luna, que escondida entre las nubes del invierno, me dejaba recrear la aparición. Lleno de barro el hombre, sin la boina, los pelos achatados, las manos grasientas de semanas de falta de aseo... y por entre el frío helado de la madrugada un hedor a mugre decantada, dejadez y desamparo mezclados con el inconfundible olor a ginebra, muy popular por estos pagos....
Con voz ronca y varonil, don Coronado el ladrón de caballos, me contó con sílabas pausadas que el caballo lo tiró en un zanjón... y no encontraba la vuelta a casa, voleado como estaba por el golpe y la bebida mal digerida por ese hígado mal trazado ya... No pude negarme a acompañarlo, tan maltrecho como estaba sin su boina y sin el caballo; que a lo lejos y a golpes de luna, vimos retozar por el campo. Llegando a su casa, y en un charco de barro perdí una de mis botas, y en un intento de rescatarla me caí de lleno en el charco, con Accutron, Rado, único aro y mi humanidad entera, que les digo.
Lo dejé al hombre en su rancho, y mugrienta yo también, mojada, embarrada, con frío, llegué a casa y me metí rápidamente en la ducha, no sin antes reírme a carcajadas de la situación: " Se los tengo que contar a los chicos de RE " me dije. Y acá estoy: ya limpia, seca, con mi gato en mi regazo, y en esta fría y hermosa noche de luna pizpireta en Tristán Suarez, listos mis amigos, para leer esta simple historia.
Que más que historia es un ejercicio de estilo, una forma de enunciación bucólica y corrida de esas cosas simples, pequeñas, mínimas que nos van pasando por la vida.
Como el hilo corre el riesgo de un olímpico Off Topic, pondré algunas fotos de relojes:
De izquierda a derecha: Fero Feldmann; White Star; Seiko Crono encaramado en mi increíble cocina a leña; Lanco Rocketeer y Seiko Televisor mini ( lo tengo desde los 10 años ).
Les mando un saludo cordial y a reírse, que la vida es preciosa.
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