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Habitual
Sin verificar
Hace unos meses en mi post de presentación, enseñaba el reloj que después de buscar y buscar había terminado siendo mi elección de un reloj de cierta categoría. Ese no era otro que un IWC Portuguesse Crono automático. En aquel momento me puse como objetivo el hacer, con el tiempo, una presentación más exhaustiva de tan precioso reloj.
Empecemos haciendo un poco de historia sobre el IWC portuguesse. Fue en la década de los 30 del siglo pasado cuando dos comerciantes portugueses se dirigieron a IWC en Schaffhausen con la intención de encargar un reloj de pulsera de acero fino con las cualidades de un reloj de observación. IWC se puso manos a la obra y en 1.939 nacía el primer Portuguesse, bautizado así en honor a dichos comerciantes. Un reloj grande para la época, y que rompía con la tendencia de relojes pequeños que por aquel entonces imperaba. Un reloj elegante y grande que ha enamorado a generaciones y bajo cuyo nombre y línea ha dado modelos numerosos logros técnicos.
A día de hoy, bajo la denominación de portugués entran desde un Crono automático, hasta el Tourbillon Mystère, pasando por el 7 días, el repetición de minutos, calendario perpetuo, el FP Jones, o el Regulador, además de diversas ediciones especiales.
Mi reloj, es un Crono automático en acero, con la esfera negra. Lleva una Valjoux 7750 modificada (según dicen es de las más modificadas que existen, pero mis conocimientos técnicos no alcanzan para decir si esto es totalmente cierto). En concreto, esta unidad, desde el primer día y hasta hoy, atrasa 2 segundos al día, ni más, ni menos.
Ahora toca responder la pregunta del encabezado. ¿Por qué me enamora el Portugués?.
En primer lugar por sus proporciones y tamaño, creo que los 40,9mm de diámetro de la caja es ideal para lo que hoy en día se lleva, el peso en acero, es de 80 gramos y la altura de la caja 12,3mm. Además, se ve incluso más grande al carecer prácticamente de bisel, uno de los más finos que he visto. Sus dos únicos defectos, el precio y que en ciertas condiciones de luz escasa, a veces, las agujas se mimetizan con el color oscuro de la esfera e impiden la visualización correcta de la hora, en condiciones normales de luz, es un reloj de fácil y rápida lectura, dadas sus proporciones y limpieza de esfera.
La alternancia del pulido y el cepillado resulta especialmente atractiva.
Las asas, alternando cepillado y espejo:
La caja cepillada en vertical, combinada con el brillo del “ala del bisel”.
Los pulsadores en brillo, contrastando con la corona firmada por IWC.
Una trasera en la que también se aprecia el brillo contrastando con el cepillado. A la vista quedan los tornillos que la ajustan. De fondo, uno de los navegantes que hicieron grande a Portugal como conquistadores de los mares, Magallanes.
Un cristal de zafiro, ligeramente abombado, lo que facilita la lectura. Algo muy necesario en relojes con esfera negra.
<o😛></o😛>
La hebilla, firmada, y la correa negra de cocodrilo, contribuyen a la armonía de este magnífico reloj.
<o😛></o😛>
Las agujas, ¡ay!, las agujas, ¡cómo son!. Estilizadas, finas, en la justa proporción entre unas y otras. A veces parecen plateadas y a veces doradas, dependiendo de la luz, pero siempre preciosas.
<o😛></o😛>
En suma, un reloj que enamora y del que me siento especialmente orgulloso.
<o😛></o😛>
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Gracias por leer y saludos a todos.
Empecemos haciendo un poco de historia sobre el IWC portuguesse. Fue en la década de los 30 del siglo pasado cuando dos comerciantes portugueses se dirigieron a IWC en Schaffhausen con la intención de encargar un reloj de pulsera de acero fino con las cualidades de un reloj de observación. IWC se puso manos a la obra y en 1.939 nacía el primer Portuguesse, bautizado así en honor a dichos comerciantes. Un reloj grande para la época, y que rompía con la tendencia de relojes pequeños que por aquel entonces imperaba. Un reloj elegante y grande que ha enamorado a generaciones y bajo cuyo nombre y línea ha dado modelos numerosos logros técnicos.
A día de hoy, bajo la denominación de portugués entran desde un Crono automático, hasta el Tourbillon Mystère, pasando por el 7 días, el repetición de minutos, calendario perpetuo, el FP Jones, o el Regulador, además de diversas ediciones especiales.
Mi reloj, es un Crono automático en acero, con la esfera negra. Lleva una Valjoux 7750 modificada (según dicen es de las más modificadas que existen, pero mis conocimientos técnicos no alcanzan para decir si esto es totalmente cierto). En concreto, esta unidad, desde el primer día y hasta hoy, atrasa 2 segundos al día, ni más, ni menos.
Ahora toca responder la pregunta del encabezado. ¿Por qué me enamora el Portugués?.
En primer lugar por sus proporciones y tamaño, creo que los 40,9mm de diámetro de la caja es ideal para lo que hoy en día se lleva, el peso en acero, es de 80 gramos y la altura de la caja 12,3mm. Además, se ve incluso más grande al carecer prácticamente de bisel, uno de los más finos que he visto. Sus dos únicos defectos, el precio y que en ciertas condiciones de luz escasa, a veces, las agujas se mimetizan con el color oscuro de la esfera e impiden la visualización correcta de la hora, en condiciones normales de luz, es un reloj de fácil y rápida lectura, dadas sus proporciones y limpieza de esfera.
La alternancia del pulido y el cepillado resulta especialmente atractiva.
Las asas, alternando cepillado y espejo:
La caja cepillada en vertical, combinada con el brillo del “ala del bisel”.
Los pulsadores en brillo, contrastando con la corona firmada por IWC.
Una trasera en la que también se aprecia el brillo contrastando con el cepillado. A la vista quedan los tornillos que la ajustan. De fondo, uno de los navegantes que hicieron grande a Portugal como conquistadores de los mares, Magallanes.
Un cristal de zafiro, ligeramente abombado, lo que facilita la lectura. Algo muy necesario en relojes con esfera negra.
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La hebilla, firmada, y la correa negra de cocodrilo, contribuyen a la armonía de este magnífico reloj.
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Las agujas, ¡ay!, las agujas, ¡cómo son!. Estilizadas, finas, en la justa proporción entre unas y otras. A veces parecen plateadas y a veces doradas, dependiendo de la luz, pero siempre preciosas.
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En suma, un reloj que enamora y del que me siento especialmente orgulloso.
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Gracias por leer y saludos a todos.