Jesús
Gran Cruz al Mérito Forero
Sin verificar
El gobierno de Abdoulaye Wade comenzó a hablar de los “fracasados” y los muertos después de los acuerdos firmados con España a principios de este verano. “Han empezado a emitir anuncios en televisión en los que alertan de lo peligroso que es irse con estas mafias”, explica el profesor Sene.
De momento, no parece que hayan producido ningún efecto. El perfil del emigrante ha cambiado considerablemente. Si antes la mayoría eran padres de familia de más de treinta años, ahora abundan los muchachos de veintipocos. “El riesgo que asumen esos jóvenes es muy relativo, les importa muy poco morir. Además, los senegaleses somos muy fatalistas. Si se te muere un hijo, lloras un poco y después lo aceptas con resignación, te consuelas pensando que estará en el paraíso preparándote la mesa para cuando tú llegues”, explica Makhtar Ndiaye, quien ha vivido varios años en Madrid y Bilbao.
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“Hay mucha hipocresía en torno al tema de la inmigración”, critica otra persona que trabaja por los derechos humanos en Nuadibú y que guarda su anonimato para evitar represalias. “No deberíamos hablar de emigración clandestina porque es muy fácil localizar a la mafia. Todo el mundo sabe quién vende los GPS y los motores para las piraguas”.