Sparafucile
Forer@ Senior
Sin verificar
No es necesario que os recuerde la altísima reputación de la que gozan entre los amantes de las estilográficas (o sea, entre nosotros) las plumas Sailor. La calidad de sus plumines, asociada a la venerable imagen del legendario "nib-master" japonés Nubososhi Nagahara, parece estar fuera de toda duda: entre los aficionados y los "connoisseurs", entre los usuarios sibaritas y entre los coleccionistas avezados, se les tiene en mayor estima incluso que a los rotundos plumines italianos y alemanes. Pero en esta vida nada parece estar fuera de toda duda. Mi experiencia personal me ha llevado no solo a dudar de la reputación de Sailor sino a creer que ella hay más mercadotecnia que realidad.
Mi primer contacto con las Sailor se remonta a hace aproximadamente 6 años. En diciembre de 2008, ante el insistente renombre de la marca japonesa en todos los foros de aficionados a las estilográficas hispanos y del resto del mundo, decidí que era el momento de incorporar una de ellas a mi ya incipiente colección. Atraído por el diseño clásico en forma de huso de las 1991 y una vez evaluadas mis posibilidades económicas, aproveché un viaje a Madrid para adquirir una 1911 estándar en una reputada tienda de la capital. Me decanté por el modelo de color rojo con plumín de 14 K. Tras una limpieza preliminar, la cargué con tinta Sailor Jentle de color azul y tracé ilusionado mis primeras líneas con esta ansiada pieza. Aquí comenzó, sin embargo, un carrusel de decepciones. El plumin HM (rígido, de grosor medio) escribía con dificultad, con un trazo seco y un flujo irregular, que se perdía una vez escritas algunas líneas. Ajusté el convertidor para darle más presión a la columna de tinta, supervisé si el plumín estaba bien alineado y proseguí escribiendo, pero la sensación era la misma. Tras cambiar a otras tintas más fluidas (Diamine, R&K) llegué a la conclusión de que necesitaba la intervención del servicio técnico, pues claramente no tenía entre mis manos la pluma que yo creía haber comprado. Por mediación de los vendedores, remití la pluma al servicio técnico de Sailor. Al cabo de unas semanas, recibí de nuevo la pluma en casa. En el informe del servicio técnico aseguraban haber sustituido el alimentador y ajustado el plumín, pero la pluma continuaba estando "afónica", con un trazo seco y, para más inri, rascaba.
Ante la estéril intervención del servicio técnico, decidí ponerme manos a la obra (para entonces ya había estado curioseando en el foro las múltiples experiencias de los foreros en alineación de gavilanes, "pomperización" o aumento del flujo de alimentadores y demás aventuras). Tras un par de horas de trabajo, conseguí que la pluma escribiera con un trazo algo más grueso, con un flujo algo menos seco y que no rascase. Con todo, me seguía pareciendo una pluma decepcionante, que no animaba a escribir con ella porque no reportaba ninguna sensación placentera. Así que, con el tiempo, dejé de usarla. Y me sentía un bicho raro, porque era imposible encontrar en ningún dueño de una Sailor un comentario negativo o el relato de una experiencia similar a la mía.
Pasado un tiempo decidí venderla, puesto que la tenía muerta de aburrimiento. Tras contactar con el comprador (no duró ni un día en ebay), este se deshacía en elogios con la pluma. Mi sensación de bicho raro iba en aumento. Pero hace unos meses, allá por febrero, decidí probar de nuevo fortuna y embarcarme en la compra de una Sailor 1911 Large Realo, también en color rojo, esta vez con un plumín B de 21 K (más jugoso que el anterior y que suponía equivalente a un M occidental). A las seis semanas del pedido (esta vez a tienda extranjera), recibí mi flamante pluma. Una vez limpia y cargada, ¡maldición!, comienzo a observar que la pluma rasca y araña el papel y que el trazo del plumín es un exiguo F. Tras un intercambio de mensajes con mi amable proveedor, la pluma emprende de nuevo viaje de vuelta a Sailor para ser reparada o sustituida. Unas ocho semanas después, vuelvo a recibirla, pero la mejoría era imperceptible: un ligerísimo aumento del flujo, pero nada más. El vendedor me transmitió el comentario del servicio técnico de que los plumines Sailor no están tallados igual que los de otras marcas occidentales y que esa sensación "áspera" no es señal de que el plumín esté en malas condiciones, sino que al contrario es algo característico en los plumines estándar, y que si quiero otro tipo de escritura tal vez debería sustituirlo por algún Naginata.
Intenté acostumbrarme a esa peculiar "aspereza", pero fue inútil. Antes del verano había limpiado y guardado mi pluma, esperando una mejor ocasión para usarla o un plan para deshacerme de ella. Pero justo a final del verano se me ocurrió comprar Micromesh 12000, una lupa de joyero y alguna herramienta más, y empecé a practicar con algunas plumas "baratas" de mi colección que requerían un repaso: alguna china, alguna Reform 1745, etc. Conforme iba obteniendo buenos resultados en el afinado de los plumines, me animé a probar con otras piezas de mayor enjundia a las que me apetecía suavizar un poco más. Hasta que por fin pensé en la infausta Sailor y me dije: "De perdidos al río".
La desmonté, retoqué un poco el alimentador, alineé los gavilanes, los separé ligeramente para aumentar el grosor del trazo y comencé poco a poco a aplicar Micromesh al punto del plumín. Y poco a poco la mejoría fue llegando, hasta el extremo de que ahora tengo una Sailor con plumín B modificado de extraordinaria suavidad y trazo jugoso. ¿Tan difícil les resultó hacerlo a los del servicio técnico?
Moraleja de la historia: ¿Estoy gafado con las Sailor y me han tocado las dos únicas 1911 defectuosas del mundo? ¿El control de calidad del proceso de fabricación de esta marca es un auténtico despelote y deberían mandar al oculista o al otorrino a los operarios que supervisan (?) y prueban (?) sus plumines antes de distribuirlos? ¿Es Sailor un mito, una marca fetiche, una simple idea platónica? ¿O es que yo estoy neurótico y me he vuelto hiperexigente, hasta el punto de que mi perversa mente distorsiona la realidad y es incapaz de percibir la maravillosa perfección de las Sailor?
Por ahora, tengo el firme propósito de no caer más en la trampa con esta marca. Tengo la Sailor que tengo y escribo con ella porque me he arriesgado a experimentar y he tallado su plumín a mi gusto, pero me consta que muchos usuarios no se atreverían a hacerlo. Son plumas demasiado caras para lo que ofrecen. Sé que dos casos no son suficientes para generalizar y que se necesitaría experimentar con un número suficientemente elevado de piezas para que las conclusiones fuesen universalizables, pero a mí ya no me apetece seguir experimentando con las Sailor.
¿Cómo os ha ido a vosotros con las Sailor 1911 o Pro Gear?
Mi primer contacto con las Sailor se remonta a hace aproximadamente 6 años. En diciembre de 2008, ante el insistente renombre de la marca japonesa en todos los foros de aficionados a las estilográficas hispanos y del resto del mundo, decidí que era el momento de incorporar una de ellas a mi ya incipiente colección. Atraído por el diseño clásico en forma de huso de las 1991 y una vez evaluadas mis posibilidades económicas, aproveché un viaje a Madrid para adquirir una 1911 estándar en una reputada tienda de la capital. Me decanté por el modelo de color rojo con plumín de 14 K. Tras una limpieza preliminar, la cargué con tinta Sailor Jentle de color azul y tracé ilusionado mis primeras líneas con esta ansiada pieza. Aquí comenzó, sin embargo, un carrusel de decepciones. El plumin HM (rígido, de grosor medio) escribía con dificultad, con un trazo seco y un flujo irregular, que se perdía una vez escritas algunas líneas. Ajusté el convertidor para darle más presión a la columna de tinta, supervisé si el plumín estaba bien alineado y proseguí escribiendo, pero la sensación era la misma. Tras cambiar a otras tintas más fluidas (Diamine, R&K) llegué a la conclusión de que necesitaba la intervención del servicio técnico, pues claramente no tenía entre mis manos la pluma que yo creía haber comprado. Por mediación de los vendedores, remití la pluma al servicio técnico de Sailor. Al cabo de unas semanas, recibí de nuevo la pluma en casa. En el informe del servicio técnico aseguraban haber sustituido el alimentador y ajustado el plumín, pero la pluma continuaba estando "afónica", con un trazo seco y, para más inri, rascaba.
Ante la estéril intervención del servicio técnico, decidí ponerme manos a la obra (para entonces ya había estado curioseando en el foro las múltiples experiencias de los foreros en alineación de gavilanes, "pomperización" o aumento del flujo de alimentadores y demás aventuras). Tras un par de horas de trabajo, conseguí que la pluma escribiera con un trazo algo más grueso, con un flujo algo menos seco y que no rascase. Con todo, me seguía pareciendo una pluma decepcionante, que no animaba a escribir con ella porque no reportaba ninguna sensación placentera. Así que, con el tiempo, dejé de usarla. Y me sentía un bicho raro, porque era imposible encontrar en ningún dueño de una Sailor un comentario negativo o el relato de una experiencia similar a la mía.
Pasado un tiempo decidí venderla, puesto que la tenía muerta de aburrimiento. Tras contactar con el comprador (no duró ni un día en ebay), este se deshacía en elogios con la pluma. Mi sensación de bicho raro iba en aumento. Pero hace unos meses, allá por febrero, decidí probar de nuevo fortuna y embarcarme en la compra de una Sailor 1911 Large Realo, también en color rojo, esta vez con un plumín B de 21 K (más jugoso que el anterior y que suponía equivalente a un M occidental). A las seis semanas del pedido (esta vez a tienda extranjera), recibí mi flamante pluma. Una vez limpia y cargada, ¡maldición!, comienzo a observar que la pluma rasca y araña el papel y que el trazo del plumín es un exiguo F. Tras un intercambio de mensajes con mi amable proveedor, la pluma emprende de nuevo viaje de vuelta a Sailor para ser reparada o sustituida. Unas ocho semanas después, vuelvo a recibirla, pero la mejoría era imperceptible: un ligerísimo aumento del flujo, pero nada más. El vendedor me transmitió el comentario del servicio técnico de que los plumines Sailor no están tallados igual que los de otras marcas occidentales y que esa sensación "áspera" no es señal de que el plumín esté en malas condiciones, sino que al contrario es algo característico en los plumines estándar, y que si quiero otro tipo de escritura tal vez debería sustituirlo por algún Naginata.
Intenté acostumbrarme a esa peculiar "aspereza", pero fue inútil. Antes del verano había limpiado y guardado mi pluma, esperando una mejor ocasión para usarla o un plan para deshacerme de ella. Pero justo a final del verano se me ocurrió comprar Micromesh 12000, una lupa de joyero y alguna herramienta más, y empecé a practicar con algunas plumas "baratas" de mi colección que requerían un repaso: alguna china, alguna Reform 1745, etc. Conforme iba obteniendo buenos resultados en el afinado de los plumines, me animé a probar con otras piezas de mayor enjundia a las que me apetecía suavizar un poco más. Hasta que por fin pensé en la infausta Sailor y me dije: "De perdidos al río".
La desmonté, retoqué un poco el alimentador, alineé los gavilanes, los separé ligeramente para aumentar el grosor del trazo y comencé poco a poco a aplicar Micromesh al punto del plumín. Y poco a poco la mejoría fue llegando, hasta el extremo de que ahora tengo una Sailor con plumín B modificado de extraordinaria suavidad y trazo jugoso. ¿Tan difícil les resultó hacerlo a los del servicio técnico?
Moraleja de la historia: ¿Estoy gafado con las Sailor y me han tocado las dos únicas 1911 defectuosas del mundo? ¿El control de calidad del proceso de fabricación de esta marca es un auténtico despelote y deberían mandar al oculista o al otorrino a los operarios que supervisan (?) y prueban (?) sus plumines antes de distribuirlos? ¿Es Sailor un mito, una marca fetiche, una simple idea platónica? ¿O es que yo estoy neurótico y me he vuelto hiperexigente, hasta el punto de que mi perversa mente distorsiona la realidad y es incapaz de percibir la maravillosa perfección de las Sailor?
Por ahora, tengo el firme propósito de no caer más en la trampa con esta marca. Tengo la Sailor que tengo y escribo con ella porque me he arriesgado a experimentar y he tallado su plumín a mi gusto, pero me consta que muchos usuarios no se atreverían a hacerlo. Son plumas demasiado caras para lo que ofrecen. Sé que dos casos no son suficientes para generalizar y que se necesitaría experimentar con un número suficientemente elevado de piezas para que las conclusiones fuesen universalizables, pero a mí ya no me apetece seguir experimentando con las Sailor.
¿Cómo os ha ido a vosotros con las Sailor 1911 o Pro Gear?
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