Yo no vendo nada. Solo compro. Por tanto, no aprecio la reventa como un hecho futurible. Sí el disfrute.
Mis criterios son la sencillez. La claridad de lectura. Y la belleza en lo simple. Me gusta la estética diver, y me gusta la estética cellini, por aclarar el estilo: Ejemplos
.
No desdeño, pero no tengo ahora ningún cronómetro. Tuve uno que misteriosamente me desapareció sin rastro, de correa de piel y esfera blanca con cristal abombado. Un vintage. Ni recuerdo la marca. Hace muchos años ya de esto.
Lo que está claro es que un reloj tiene que tener "algo". Y lo he encontrado en relojes sencillos como Seiko
Referencia SRPB43J1 , como Frederique Constant
o algunos de estética similar.
En Divers, me gusta la estética Rolex, la Seiko, la Tag Heuer cal. 5, la Citizen 040, y siempre estos con acero. No me gusta mezclar cosas con finalidades insólitas. Buceo = mojable y secable. Vestir = cuero. No tengo ni en el horizonte una correa de tela para ninguno.
En cuanto al precio...
Si te olvidas de lo que pone (me refiero a lo que ven los demás, y es la marca) y te fijas en lo que es o al menos lo que es para tí, te darás cuenta de que un reloj es tan reloj como sea capaz de marcar el tiempo. Ya sé que importa muchísimo la estética en las cosas. Pero la estética racional, y por tanto huyo de los despropósitos, de las originalidades absurdas.
Porque yo soy de los que cuando pido carne, quiero comer carne. (No una obra artística sobre una pieza de 38 gramos de carne perfecta). Y lo mismo digo si es pescado. O mejor aún se es marisco. Y cuando bebo, me gusta beber y que me sienta a gusto. Y si no me siento a gusto, prefiero no beber.
Yo, en mi faceta de músico, solo compro instrumentos bellos. No siempre caros. No siempre los caros han dado más que los baratos o de precios medios. Pero empeñarse en que el prestigio ganado por otro sea lo que a tí te tiene que gustar, me hace pensar (hablo por mí) que soy una marioneta que actúa mientras otros se ríen a mandíbula batiente de las cosas que hago para obedecer las normas de la casa. Me da igual que sea Mercedes, Audi, Jaguar, Rolex, Kawasaki, BMW, que vivir en la calle del pito (donde todos se divorcian mucho más que en otras calles... algo tiene el ambiente), cuando me gusta vivir en la calle del pato.
Así que dentro de mis contradicciones, me gusta lo que me gusta y lo que no me gusta lo rechazo. Sin racionalismos, sin esclavitudes, sin ánimo de ser fiel a mis presuntos principios inexistentes si se contraponen a mi último parecer, a veces cambiante, aunque muy poco.
¡No se me puede dejar un teclado!