Unas pequeñas nociones de química para aclarar conceptos. El agua dura lleva una cierta cantidad de sales magnésicas y cálcicas en disolución. Si se evapora el agua se produce una sobresaturación, es decir, se excede la cantidad máxima de soluto (cal) que admite el disolvente (agua) y el exceso, precipita en forma de microcristales que son ese velo blanquecino que vemos. Para que os hagáis una idea la concentración de estas sales puede estar alrededor de 100-150 miligramos por litro, es decir, que tendríamos que dejar evaporar un litro de agua, para obtener esos miligramos de cal. Imaginaos la cal que se obtendría en una gota de agua: ridícula. Esas grandes acumulaciones de cal, que pueden verse en esos calefactores de lavadoras del anuncio de Viakal, necesitan muchas precipitaciones sucesivas para que se produzcan.
En una pluma la cantidad de agua que puede quedar después de limpiarla es mínima y sólo se produciría un minúsculo precipitado si dejamos que el agua se evapore sin secarla. Por el contrario si, como se debe hacer, después de lavar la pluma con agua, la vaciamos bien y la secamos apoyando el plumín sobre un papel absorbente (como los de cocina) hasta que deja de salir agua, el riesgo de precipitado es mínimo, y más si no la estáis lavando la pluma a todas horas.
Así que tranquilos. Por otro lado, tampoco cuesta mucho comprar en el supermercado un bidoncito de agua destilada y realizar el último enjuague con ella. Así ya la podéis dejar con restos de agua sin necesidad de secarla, claro que si hacéis esto y la cargáis inmediatamente, se os aguará la tinta.
En resumen, mi consejo es secar bien la pluma después de lavarla y punto.
Un saludo