Cipriano amateur
Habitual
Sin verificar
Mi perro, Cidre, ha muerto.
Su aspecto imponente no hacía honor a la dulzura de su carácter, tanto con las personas como con otros animales, bípedos o cuadrúpedos, ya anduviesen, se arrastrasen o volasen.
Hijo de una raza de cazadores, nunca cazó nada. Sólo miraba atento.
Cuando oteaba algún peligro para la casa se sentaba, sobre los cuartos traseros, en mitad de la rampa de acceso clavando con fijeza sus ojos amarillos, de mirada severa, en la amenaza, que de persistir, de evaporaba al dirigirse a ella de manera lenta, sin ladrar, sin gruñir.
Cuando me operaron de la espalda, los fortísimos dolores no me dejaban dormir, y no pudiendo tomar calmantes, me dirigía al jardín, sentándome en las escaleras; y él, muy digno, que nunca mendigó caricias ni fue en exceso meloso, se sentaba apretujándose contra mí.
Su poderoso corazón ha dejado de latir, ... dejando triste al mío.
Sé que era sólo un perro, pero estoy profundamente disgustado.
Su aspecto imponente no hacía honor a la dulzura de su carácter, tanto con las personas como con otros animales, bípedos o cuadrúpedos, ya anduviesen, se arrastrasen o volasen.
Hijo de una raza de cazadores, nunca cazó nada. Sólo miraba atento.
Cuando oteaba algún peligro para la casa se sentaba, sobre los cuartos traseros, en mitad de la rampa de acceso clavando con fijeza sus ojos amarillos, de mirada severa, en la amenaza, que de persistir, de evaporaba al dirigirse a ella de manera lenta, sin ladrar, sin gruñir.
Cuando me operaron de la espalda, los fortísimos dolores no me dejaban dormir, y no pudiendo tomar calmantes, me dirigía al jardín, sentándome en las escaleras; y él, muy digno, que nunca mendigó caricias ni fue en exceso meloso, se sentaba apretujándose contra mí.
Su poderoso corazón ha dejado de latir, ... dejando triste al mío.
Sé que era sólo un perro, pero estoy profundamente disgustado.