Varias semanas después, sigo intentando mejorar la experiencia. Como ya se ha comentado varias veces, cada vez me doy cuenta de que tan importante es el material y la técnica del acto del afeitado, como la preparación previa para tener la piel en buen estado, relajada y receptiva.
Mi cara es, por así decirlo, complicada. Lo que viene a ser piel mixta pero de extremos, es decir, zonas muy secas que me obligan a usar cremas hidratantes de continuo, y zonas muy grasas, con propensión a que salgan granitos y demás irregularidades blanco de las cuchillas y origen de muchos microcortes.
Al respecto, he empezado a usar dos tipos de productos:
Por una parte, para el pre, me acerqué a la tienda de SantaMariaNovella en Valencia y me llevé dos jabones, pero no jabones de afeitar, sino jabones de mano, de pastilla de toda la vida, para lavar la cara. Entre su gran variedad, elegí el de flor de iris, que en teoría ayuda a regular la piel grasa, y el de almendras, por sus propiedades hidratantes. Ambos tienen un olor intenso y muy agradable, si los dejas secar abiertos una vez usados puedes prescindir de ambientadores en el cuarto de baño. A destacar sobre todo este último, es puro mazapán (palabra), no sabes si echártelo por la cara o comértelo.
Y luego, como no puede haber un pre sin un post, he querido probar otro par de productos, esta vez con base de limón por sus propiedades astringentes (cicatrizante, antiinflamatoria y antihemorrágica), reguladoras de la grasa y refrescante entre otras. Los elegidos han sido: Tónico Thayers de limón, con aloe, clásica marca americana y altamente recomendada por muchos, tiene muy poquito alcohol, por lo que no escuece nada, huele como a caramelo de limón; y por otra parte, el clásico Agua de limón de Myrsol. Si el anterior os había dicho que era caramelo de limón, este es puro limoncello (tal cual). Si se os acaba el líquido elemento para ofrecer chupitos a vuestros invitados, no lo dudéis, no notarán la diferencia
¿quizás en el sabor? no lo sé, no lo he probado (aún
). Después del choque del alcohol (este sí que pica un poco), deja la cara suave, fresca y con aroma a limón para varias horas.
Por ahora, lo que estoy haciendo es lavarme la cara al menos un par de veces todos los días (mañana y noche) alternando los jabones. Para antes del afeitado me la lavo con el jabón de almendras, que ayuda mucho luego al afeitado (esto o la emulsión de myrsol son ya fijos). Y para después, alterno los limones... pues bien, el resultado no ha podido ser mejor, los granitos han ido desapareciendo, tengo la cara suave y tersa, adiós a las rojeces y los microcortes casi son inexistentes. Vamos por buen camino.