Los relojes a los que se se ha seguido la pista aguantaron carros y carretas sin morir. (El de Shirra, Armstrong, Cernan, apolo 13...)
James Ragan, el tipo que se ocupaba del material y el que testó los relojes, compró 96 desde el 65 hasta el 72, final del programa Apolo. No es una cifra elevada teniendo en cuenta que algunos astronautas llevaban dos (se ve a Ed White en su paseo espacial con dos en la misma muñeca) y que unos cuantos fueron destruidos por los varios accidentes aéreos donde murieron astronautas, el apolo 1 o perdidos en pruebas. Varios fueron robados y parece que los astronautas se “quedaban” alguno (no me extrañaría que Buzz, que es un cacharrero, tenga en realidad el famoso primer reloj en la luna que se “perdió” en el envío...). En una entrevista, Ragan decía que estaba muy contento con los relojes, no dieron problemas. Aun y todo el trasiego, Ragan logró reunir 44 relojes tras el programa espacial para mandarlos al Smithsonian (que al principio no estaba interesado, muchos de ellos estuvieron en la luna.
Fuente: el propio Ragan en el libro A man and his Watch
“I purchased a total of ninety-six Omegas from the day we started buying them to the end of Apollo. Some of them burned up in the fire at Cape Canaveral, we lost some in airplane crashes, some were stolen, one or two ended up in the Banana River because the guys were water-skiing with them. But at the end, I took every one that had any history to it at all and pulled them off to the side. The best I recall it was about forty-four items in all. I said, “Okay, these need to go to the Smithsonian, if they want them.”