Antolin
Habitual
Sin verificar
Aunque con mucho retraso, aprovechando que estoy de vacaciones y dado que algunos foreros me habían pedido que completara los hilos que inicié sobre la fabricación del papel (véase Cap. 1. Introducción, Cap. 2. La pasta de celulosa y Cap. 3. La fabricación de la pulpa), os cuelgo aquí el último sobre la formación de la hoja de papel.
Partimos de la pasta de celulosa que se había fabricado en el último capítulo que, según la inmediatez de su uso, podía estar en húmedo directamente tras su preparación, o en seco para su mejor almacenamiento. Sea en uno u otro caso, habrá de desleírse en una tina o pila, con la cantidad de agua apropiada para obtener una concentración de fibras acorde a la densidad (gramaje) del papel a fabricar.
La fabricación de las hojas puede hacerse manualmente o a máquina. El sistema tradicional manual es el llamado “hoja a hoja”, mientras que los sistemas modernos a máquina pueden ser “hoja a hoja” o, lo más habitual, mediante “papel continuo”.
Empezaremos por describir el sistema tradicional. Para fabricar cada hoja de papel se usa la FORMADORA una rejilla de alambre de latón rodeada por un marco, que se introduce en la tina en vertical y se saca en horizontal “pescando las fibras de celulosa dispersas en el agua, con unos pequeños movimientos de sacudida para repartir uniformemente las fibras y escurrir ligeramente el agua sobrante.
La formadora está compuesta por unos alambres longitudinales, más gruesos y separados (unos 3 – 4 cm), que se denominan CORONDELES, y unos alambres transversales, más finos y juntos (unos 2 – 3 mm), que se llaman PUNTIZONES, el conjunto forma la rejilla que retiene las fibras de celulosa y permite que el agua escurra entre medias. Esta rejilla deja una menor concentración de microfibras en donde están los alambres, lo que produce una huella en la hoja de papel que se denomina VERJURA. A esa menor densidad de fibras de celulosa, que hace que cuando miramos la hoja al trasluz se vea de un color más claro (más transparente) se le llama MARCA DE AGUA y en seguida, los molinos papeleros aprovecharon este efecto para coser un alambre sobre la verjura, con un anagrama característico de cada uno, a modo de firma, que se conoce como FILIGRANA. Son muchas las filigranas que han llegado hasta nuestros días y que sirven para estudiar la evolución histórica y geográfica de la fabricación del papel.
Veamos algunos tipos de filigranas
El MARCO, aparte de servir para dar rigidez a la formadora, produce un reborde o resalto sobre la rejilla que establece el la cantidad de fibras que es capaz de retener la rejilla (pues se encarga de la contención lateral de la fibra), pudiendo utilizarse marcos más o menos gruesos sobre una misma rejilla, para obtener hojas más o menos gruesas. El grosor final de la hoja no es exactamente el grosor del marco, porque con el escurrido y el prensado se reduce este grosor, aunque si está relacionado con él.
A partir de 1797 se consiguió fabricar en Alemania papel a mano sin verjura, a este papel se le denominó PAPEL VITELA, por su similitud con la vitela, un soporte gráfico anterior al papel, obtenido de la piel semicurtida de fetos (o animales recién nacidos casi sin pelo) de cabra u oveja. Esto se conseguía sustituyendo la formadora de rejilla por una de un tejido textil, suficientemente liso y permeable.
Tras la extracción de hoja venía el PONADO que consistía en volcar lámina de fibras de la formadora sobre unas bayetas o sayales, formando la POSTA, un conjunto de capas apiladas alternas de bayeta-papel, bayeta-papel, etc. El motivo de usar bayetas o sayales, es la necesidad de que sean de lana o fibras animales, es decir proteínicas, no celulósicas (modernamente se pueden usar fibras sintéticas) porque las fibras de celulosa se unen entre sí mediantes enlaces químicos de puente de hidrógeno y, una vez secas, formarían un bloque compacto que no se podría separar en hojas individuales.
A continuación se procedía al primer PRENSADO EN HÚMEDO de la posta en una prensa de tornillo, tras lo cual ya se podían despegar y manipular las hojas húmedas de papel sin riesgo de deshacerse en las manos.
Tras este primer prensado ya podía secarse la hoja para su utilización, pero el resultado era un papel demasiado absorbente, como le pasa al papel japonés, apto para el dibujo o el pincel, pero lo normal era proceder al ENCOLADO o APRESTADO para reducir la absorción de la hoja y poderla utilizar para la escritura con pluma sin riesgo a que se corra o cale la tinta. El encolado se hacía con colas animales o gelatinas, mediante inmersión en un baño o mediante brocha aplicada hoja a hoja.
Una vez encolado, sobre todo mediante baño por inmersión, se realizaba un segundo prensado ligero para escurrir el exceso de cola, que se recogía para su reutilización y a continuación se pasaba al proceso de secado.
Obsérvese como se cogían 4 hojas entre los cinco dedos de la mano para sumergirlos de una sola vez en la tina de cola.
Aquí vemos el aprestado a brocha, hoja a hoja.
En los molinos papeleros, así como la planta baja era donde se recibían y procesaban los trapos, y en el sótano era donde se fabricaba y procesaba la pulpa, lo habitual era usar el espacio bajo-cubierta de la planta superior para el secado del papel. Allí se tendían las hojas al oreo, curvadas por su mitad, en cuerdas altas para lo que se ayudaban de los FERLETES, unos palos de madera en forma de “T” con un mago largo para subir las hojas húmedas y bajar las secas.
Las hojas ya secas se sometían a un ÚLTIMO PRENSADO fuerte en seco mediante prensa de tornillo como las anteriores. El papel ya podía usarse así o suavizar más aún su textura para facilitar el deslizamiento de la pluma mediante el SATINADO, para ello se empezaron usando bruñidores de piedra, pero era un trabajo tan arduo que este sistema pronto se sustituyó por los mazos satinadores, unos pesados mazos con una punta metálica roma que golpeaba sobre una piedra lisa, por donde se iba pasando la hoja de papel. Este trabajo, muy peligroso y poco especializado, solía darse a niños.
Una vez satinada la hoja sólo quedaba la selección del papel por calidades y su embalado, y opcionalmente, un DESBARBADO con cuchillas o lijas.
El crecimiento de la demanda de papel hizo que se fueran buscando métodos de fabricación más eficientes y con menor mano de obra, así se empezaron a utilizar máquinas para la formación de la lámina de papel. A este papel también se le llama PAPEL CONTINUO por no estar formado por hojas sueltas sino por una lámina continua que luego se guillotina, y ser esta su principal característica. La primera utilizada y precursora de las grandes máquinas actuales fue la denominada MÁQUINA PLANA o de Robert (1799) consistente básicamente en una rueda de paletas (como los propulsores de los barcos del Mississippi), que introducidas en la tina de celulosa, al girar vierten la pulpa en un alimentador que la deposita de forma continua sobre una cinta sin fin, al tiempo que ésta que se desplaza a una velocidad constante. El recorrido de esta cinta transportadora facilita la sedimentación de las fibras para acabar pasando por unos rodillos que le dan la consistencia necesaria para su manejo.
De la primera máquina con una cinta de sedimentación de aproximadamente 150 x 40 cm, se ha pasado a descomunales máquinas de más de 10 m de ancho por 100 m de largo y velocidades de fabricación de papel de más de 1000 m/s, aunque el fundamento es el mismo. Estas máquinas se dividen en cuatro zonas (ver ilustración siguiente): 1. Zona de SEDIMENTACIÓN de las fibras en forma de lámina húmeda. 2. Zona de PRENSADO, dividida en prensas extensoras, rodillos desgoteadores y prensas húmedas. 3. Zona de SECADO en caliente y 4. Zona de ACABADO, con rodillos alisadores, pulidores y calandria. La CALANDRIA son baterías de cilindros de acero, a modo de tórculos, que realizan el satinado del papel al frotarlo girando en sentido contrario unos de otros.
Una variante del papel a máquina es el producido en la MÁQUINA REDONDA o de Bramanh (1805) que varía en la forma de coger la pulpa para depositarla en la cinta transportadora. Consiste en un tambor que gira dentro de la tina en la que está semisumergido, al que se adhiere la pulpa y que transfiere a la cinta. Actualmente se ayuda de un sistema de succión por vacío para mejorar su eficacia. La ventaja de este sistema es que permite no sólo fabricar papel continuo, sino que colocando separadores en la superficie del tambor, se puede fabricar el papel en hojas sueltas, incluso con barbas por sus cuatro lados como los artesanales (en el papel continuo sólo se pueden simular barbas en los laterales de la cinta continua de papel mediante unos chorritos de agua a presión). Además en la superficie del tambor se puede colocar una rejilla para simular la verjura (en la máquina plana se hace mediante prensado con rodillos con relieve, lo que da textura pero no transparencia a la verjura). De manera que estas máquinas, que no son tan productivas como las planas, se usan principalmente para fabricar papeles artísticos de mayor calidad (cartulinas, papel de acuarela, de dibujo, etc.), con atributos más parecidos a los artesanales.
Veamos para terminar y no enrollarme demasiado, las propiedades físicas de unos y otros papeles. La diferencia principal se refiere a la alineación de las fibras. En el papel fabricado a mano hoja a hoja, sus fibras están completamente desordenadas, esto hace que sea isótropo, es decir se comporta por igual en todas direcciones. El papel es muy higroscópico, intercambia mucha humedad con el aire lo que le produce dilataciones y mermas, y deformarse por igual en todas direcciones es bueno porque no se arruga. Al contrario, el papel continuo es anisótropo pues, al caer las fibras sobre una superficie que se desplaza linealmente, acaban orientándose todas las fibras en la dirección del desplazamiento, lo que hace que se arrugue al variar su humedad. Además, esta orientación de fibras hace que su resistencia varíe en una dirección u otra, de ahí que podéis hacer una sencilla prueba para comprobar este fenómeno (con un poquito de gracia lo podéis convertir en un truco de magia para reuniones): coged un pañuelo de papel o un folio de impresora (papel continuo) y rasgadlo con los dedos en una dirección y otra, veréis que en un sentido se rasga fácilmente en línea recta con un borde nítido, y en el otro se curva el rasgado y queda un borde desflecado (lo que significa que casi todas las fibras son perpendiculares a esa dirección de rasgado).
Hay otros métodos más sutiles para ver si predomina una dirección de fibras como cortar dos tiras perpendiculares de papel y ver si se curvan por igual, o ver si se riza con las uñas el borde de la hoja por igual. Mientras que para distinguir un papel verjurado auténtico fabricado en formadora, se puede hacer sabiendo que entre los corondeles suele producirse una acumulación de fibras en el movimiento de extracción de la formadora, que da lugar a una banda oscurecida en esos puntos, se ve como una sombra al trasluz entre cada dos corondeles.
Los efectos del sistema de fabricación del papel dependen de la densidad de fibras, del grado de prensado, del tipo y grado de aprestado, de la fabricación en formadora manual o a máquina, si ésta es plana o redonda, etc., y a esto hay que añadir la influencia en las propiedades de la pasta utilizada, que vimos en el capítulo anterior, como la longitud de las fibras, su composición liberiana o leñosa, su desfibrado mecánico o químico, etc., de la combinación de unos y otros surgen las innumerables variaciones posibles.
Hoy en día hay otros papeles que dejaremos aparte por no ser los más adecuados para las plumas estilográficas, como son los sintéticos (de fibras de polietileno tipo Tyvek, de poliéster, estucados o couchés, de embalar o Kraft, etc.)
Espero que os haya interesado y quedo a vuestra disposición para cualquier aclaración de las cosas que no hayan quedado bien explicadas.
Un saludo.
Partimos de la pasta de celulosa que se había fabricado en el último capítulo que, según la inmediatez de su uso, podía estar en húmedo directamente tras su preparación, o en seco para su mejor almacenamiento. Sea en uno u otro caso, habrá de desleírse en una tina o pila, con la cantidad de agua apropiada para obtener una concentración de fibras acorde a la densidad (gramaje) del papel a fabricar.
La fabricación de las hojas puede hacerse manualmente o a máquina. El sistema tradicional manual es el llamado “hoja a hoja”, mientras que los sistemas modernos a máquina pueden ser “hoja a hoja” o, lo más habitual, mediante “papel continuo”.
Empezaremos por describir el sistema tradicional. Para fabricar cada hoja de papel se usa la FORMADORA una rejilla de alambre de latón rodeada por un marco, que se introduce en la tina en vertical y se saca en horizontal “pescando las fibras de celulosa dispersas en el agua, con unos pequeños movimientos de sacudida para repartir uniformemente las fibras y escurrir ligeramente el agua sobrante.
La formadora está compuesta por unos alambres longitudinales, más gruesos y separados (unos 3 – 4 cm), que se denominan CORONDELES, y unos alambres transversales, más finos y juntos (unos 2 – 3 mm), que se llaman PUNTIZONES, el conjunto forma la rejilla que retiene las fibras de celulosa y permite que el agua escurra entre medias. Esta rejilla deja una menor concentración de microfibras en donde están los alambres, lo que produce una huella en la hoja de papel que se denomina VERJURA. A esa menor densidad de fibras de celulosa, que hace que cuando miramos la hoja al trasluz se vea de un color más claro (más transparente) se le llama MARCA DE AGUA y en seguida, los molinos papeleros aprovecharon este efecto para coser un alambre sobre la verjura, con un anagrama característico de cada uno, a modo de firma, que se conoce como FILIGRANA. Son muchas las filigranas que han llegado hasta nuestros días y que sirven para estudiar la evolución histórica y geográfica de la fabricación del papel.
Veamos algunos tipos de filigranas
El MARCO, aparte de servir para dar rigidez a la formadora, produce un reborde o resalto sobre la rejilla que establece el la cantidad de fibras que es capaz de retener la rejilla (pues se encarga de la contención lateral de la fibra), pudiendo utilizarse marcos más o menos gruesos sobre una misma rejilla, para obtener hojas más o menos gruesas. El grosor final de la hoja no es exactamente el grosor del marco, porque con el escurrido y el prensado se reduce este grosor, aunque si está relacionado con él.
A partir de 1797 se consiguió fabricar en Alemania papel a mano sin verjura, a este papel se le denominó PAPEL VITELA, por su similitud con la vitela, un soporte gráfico anterior al papel, obtenido de la piel semicurtida de fetos (o animales recién nacidos casi sin pelo) de cabra u oveja. Esto se conseguía sustituyendo la formadora de rejilla por una de un tejido textil, suficientemente liso y permeable.
Tras la extracción de hoja venía el PONADO que consistía en volcar lámina de fibras de la formadora sobre unas bayetas o sayales, formando la POSTA, un conjunto de capas apiladas alternas de bayeta-papel, bayeta-papel, etc. El motivo de usar bayetas o sayales, es la necesidad de que sean de lana o fibras animales, es decir proteínicas, no celulósicas (modernamente se pueden usar fibras sintéticas) porque las fibras de celulosa se unen entre sí mediantes enlaces químicos de puente de hidrógeno y, una vez secas, formarían un bloque compacto que no se podría separar en hojas individuales.
A continuación se procedía al primer PRENSADO EN HÚMEDO de la posta en una prensa de tornillo, tras lo cual ya se podían despegar y manipular las hojas húmedas de papel sin riesgo de deshacerse en las manos.
Tras este primer prensado ya podía secarse la hoja para su utilización, pero el resultado era un papel demasiado absorbente, como le pasa al papel japonés, apto para el dibujo o el pincel, pero lo normal era proceder al ENCOLADO o APRESTADO para reducir la absorción de la hoja y poderla utilizar para la escritura con pluma sin riesgo a que se corra o cale la tinta. El encolado se hacía con colas animales o gelatinas, mediante inmersión en un baño o mediante brocha aplicada hoja a hoja.
Una vez encolado, sobre todo mediante baño por inmersión, se realizaba un segundo prensado ligero para escurrir el exceso de cola, que se recogía para su reutilización y a continuación se pasaba al proceso de secado.
Obsérvese como se cogían 4 hojas entre los cinco dedos de la mano para sumergirlos de una sola vez en la tina de cola.
Aquí vemos el aprestado a brocha, hoja a hoja.
En los molinos papeleros, así como la planta baja era donde se recibían y procesaban los trapos, y en el sótano era donde se fabricaba y procesaba la pulpa, lo habitual era usar el espacio bajo-cubierta de la planta superior para el secado del papel. Allí se tendían las hojas al oreo, curvadas por su mitad, en cuerdas altas para lo que se ayudaban de los FERLETES, unos palos de madera en forma de “T” con un mago largo para subir las hojas húmedas y bajar las secas.
Las hojas ya secas se sometían a un ÚLTIMO PRENSADO fuerte en seco mediante prensa de tornillo como las anteriores. El papel ya podía usarse así o suavizar más aún su textura para facilitar el deslizamiento de la pluma mediante el SATINADO, para ello se empezaron usando bruñidores de piedra, pero era un trabajo tan arduo que este sistema pronto se sustituyó por los mazos satinadores, unos pesados mazos con una punta metálica roma que golpeaba sobre una piedra lisa, por donde se iba pasando la hoja de papel. Este trabajo, muy peligroso y poco especializado, solía darse a niños.
Una vez satinada la hoja sólo quedaba la selección del papel por calidades y su embalado, y opcionalmente, un DESBARBADO con cuchillas o lijas.
El crecimiento de la demanda de papel hizo que se fueran buscando métodos de fabricación más eficientes y con menor mano de obra, así se empezaron a utilizar máquinas para la formación de la lámina de papel. A este papel también se le llama PAPEL CONTINUO por no estar formado por hojas sueltas sino por una lámina continua que luego se guillotina, y ser esta su principal característica. La primera utilizada y precursora de las grandes máquinas actuales fue la denominada MÁQUINA PLANA o de Robert (1799) consistente básicamente en una rueda de paletas (como los propulsores de los barcos del Mississippi), que introducidas en la tina de celulosa, al girar vierten la pulpa en un alimentador que la deposita de forma continua sobre una cinta sin fin, al tiempo que ésta que se desplaza a una velocidad constante. El recorrido de esta cinta transportadora facilita la sedimentación de las fibras para acabar pasando por unos rodillos que le dan la consistencia necesaria para su manejo.
De la primera máquina con una cinta de sedimentación de aproximadamente 150 x 40 cm, se ha pasado a descomunales máquinas de más de 10 m de ancho por 100 m de largo y velocidades de fabricación de papel de más de 1000 m/s, aunque el fundamento es el mismo. Estas máquinas se dividen en cuatro zonas (ver ilustración siguiente): 1. Zona de SEDIMENTACIÓN de las fibras en forma de lámina húmeda. 2. Zona de PRENSADO, dividida en prensas extensoras, rodillos desgoteadores y prensas húmedas. 3. Zona de SECADO en caliente y 4. Zona de ACABADO, con rodillos alisadores, pulidores y calandria. La CALANDRIA son baterías de cilindros de acero, a modo de tórculos, que realizan el satinado del papel al frotarlo girando en sentido contrario unos de otros.
Una variante del papel a máquina es el producido en la MÁQUINA REDONDA o de Bramanh (1805) que varía en la forma de coger la pulpa para depositarla en la cinta transportadora. Consiste en un tambor que gira dentro de la tina en la que está semisumergido, al que se adhiere la pulpa y que transfiere a la cinta. Actualmente se ayuda de un sistema de succión por vacío para mejorar su eficacia. La ventaja de este sistema es que permite no sólo fabricar papel continuo, sino que colocando separadores en la superficie del tambor, se puede fabricar el papel en hojas sueltas, incluso con barbas por sus cuatro lados como los artesanales (en el papel continuo sólo se pueden simular barbas en los laterales de la cinta continua de papel mediante unos chorritos de agua a presión). Además en la superficie del tambor se puede colocar una rejilla para simular la verjura (en la máquina plana se hace mediante prensado con rodillos con relieve, lo que da textura pero no transparencia a la verjura). De manera que estas máquinas, que no son tan productivas como las planas, se usan principalmente para fabricar papeles artísticos de mayor calidad (cartulinas, papel de acuarela, de dibujo, etc.), con atributos más parecidos a los artesanales.
Veamos para terminar y no enrollarme demasiado, las propiedades físicas de unos y otros papeles. La diferencia principal se refiere a la alineación de las fibras. En el papel fabricado a mano hoja a hoja, sus fibras están completamente desordenadas, esto hace que sea isótropo, es decir se comporta por igual en todas direcciones. El papel es muy higroscópico, intercambia mucha humedad con el aire lo que le produce dilataciones y mermas, y deformarse por igual en todas direcciones es bueno porque no se arruga. Al contrario, el papel continuo es anisótropo pues, al caer las fibras sobre una superficie que se desplaza linealmente, acaban orientándose todas las fibras en la dirección del desplazamiento, lo que hace que se arrugue al variar su humedad. Además, esta orientación de fibras hace que su resistencia varíe en una dirección u otra, de ahí que podéis hacer una sencilla prueba para comprobar este fenómeno (con un poquito de gracia lo podéis convertir en un truco de magia para reuniones): coged un pañuelo de papel o un folio de impresora (papel continuo) y rasgadlo con los dedos en una dirección y otra, veréis que en un sentido se rasga fácilmente en línea recta con un borde nítido, y en el otro se curva el rasgado y queda un borde desflecado (lo que significa que casi todas las fibras son perpendiculares a esa dirección de rasgado).
Hay otros métodos más sutiles para ver si predomina una dirección de fibras como cortar dos tiras perpendiculares de papel y ver si se curvan por igual, o ver si se riza con las uñas el borde de la hoja por igual. Mientras que para distinguir un papel verjurado auténtico fabricado en formadora, se puede hacer sabiendo que entre los corondeles suele producirse una acumulación de fibras en el movimiento de extracción de la formadora, que da lugar a una banda oscurecida en esos puntos, se ve como una sombra al trasluz entre cada dos corondeles.
Los efectos del sistema de fabricación del papel dependen de la densidad de fibras, del grado de prensado, del tipo y grado de aprestado, de la fabricación en formadora manual o a máquina, si ésta es plana o redonda, etc., y a esto hay que añadir la influencia en las propiedades de la pasta utilizada, que vimos en el capítulo anterior, como la longitud de las fibras, su composición liberiana o leñosa, su desfibrado mecánico o químico, etc., de la combinación de unos y otros surgen las innumerables variaciones posibles.
Hoy en día hay otros papeles que dejaremos aparte por no ser los más adecuados para las plumas estilográficas, como son los sintéticos (de fibras de polietileno tipo Tyvek, de poliéster, estucados o couchés, de embalar o Kraft, etc.)
Espero que os haya interesado y quedo a vuestra disposición para cualquier aclaración de las cosas que no hayan quedado bien explicadas.
Un saludo.
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